Desde los inicios de una galaxia muy, muy lejana, los midiclorianos han sido las partículas que han definido quién sí y quién no es apto para conectar con la fuerza y hacer uso de ella.

Sin embargo, por primera vez, George Lucas se ha tomado el tiempo de explicar cuál es el origen biológico y su razón química en cuanto a la conexión que mantienen estos seres microscópicos con las guerras de proporciones épicas que suceden en Star Wars.

Para que entren en contexto, ningún ser humano puede usar la fuerza “sólo porque sí”. Se necesita una cantidad específica de midiclorianos en la sangre para que el individuo, pueda conectar con la fuerza y así, hacer uso de ella.

Pero… ¿Cómo funciona ese proceso? Muy sencillo. Según George Lucas y lo que compartió para screenrant, la fuerza proviene de un espectro microscópico que ralla en el universo cuántico, o sea, para que nos entiendan, haz memoria y piensa en el MCU y cómo en Ant-Man, te explican que existen universos infinitos en el universo microscópico, mejor conocido como el “Universo Cuántico“.

Así pues, ahí es donde reside la fuerza, en el infinito, en el alfa y el omega de la existencia vida donde no existe un inicio y un final.

Esa energía a la que podemos describir como la energía universal, conecta con nuestro plano a través de los midiclorianos, que se almacenan en la sangre de individuos que han tenido tantas vidas y por ende, tanto conocimiento almacenado en su ADN, que naturalmente comienzan a desarrollar estos organismos.

Esto representa una conexión hasta religiosa con la fuerza, haciendo alusión a la reencarnación budista y al estudio del ADN que grandes científicos de nuestro plano han realizado.

Así que cuando hablamos de Anakin Skywalker o de Palpatine, tal vez estemos hablando de seres legendarios y antiguos que han vivido muchas vidas, y que precisamente a través de los estudios del lado oscuro, buscan la inmortalidad para seguir generando más y más midiclorianos, aunque el orden natural de las cosas exija vida y exija muerte para volverse a repetir.

Muy recio, ¿no? Y tú, ¿cuántos midiclorianos crees que ya tienes en la sangre?