En estos días se está llevando a cabo el décimo gran remate de libros del Auditorio Nacional. Tienes hasta el 29 de marzo para aprovechar ofertas bastante atractivas en editoriales que van de las pequeñas-independientes a las que son parte de grandes conglomerados. Y bien, como no queremos que te quedes fuera, abajo te dejamos una lista de libros en español que debiste haber leído antes de terminar la universidad (y si sigues ahí, pues… ¿qué esperas?) pero nunca es tarde para ponerse al corriente.

Hace algunas semanas publicamos una lista similar pero de 10 libros mexicanos (20, si te fijas bien), así que ya tienes en qué apoyarte, en lo relativo a lecturas esenciales. (Los textos de abajo corresponde al primer párrafo de cada obra).

Ana María Matute – Primera memoria

“Mi abuela tenía el pelo blanco, en una ola encrespada sobre la frente, que le daba cierto aire colérico. Llevaba casi siempre un bastoncillo de bambú con puño de oro, que no le hacía ninguna falta, porque era firme como un caballo. Repasando antiguas fotografías creo descubrir en aquella cara espesa, maciza y blanca, en aquellos ojos grises bordeados por un círculo ahumado, un resplandor de Borja y aún de mí. Supongo que Borja heredó su gallardía, su falta absoluta de piedad. Yo, tal vez, esta gran tristeza.”

Qué leer después: La tregua de Mario Benedetti.

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Camilo José Cela – La familia de Pascual Duarte

“Me parece que ha llegado la ocasión de dar a la imprenta las memorias de Pascual Duarte. Haberlas dado antes hubiera sido quizás un poco precipitado; no quise acelerarme en su preparación, porque todas las cosas quieren su tiempo, incluso la corrección de la errada ortografía de un manuscrito, y porque a nada bueno ha de concluir una labor trazada, como quien dice, a uña de caballo. Haberlas dado después, no hubiera tenido, para mí, ninguna justificación; las cosas deben ser mostradas una vez acabadas.”

Qué leer después: El lugar sin límites de José Donoso.

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Gabriel García Márquez – Cien años de soledad

“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de 20 casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo.”

Qué leer después: Zama de Antonio Di Benedetto.

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Jorge Luis Borges – Ficciones

“Debo a la conjunción de un espejo y de una enciclopedia el descubrimiento de Uqbar. El espejo inquietaba el fondo de un corredor en una quinta de la calle Gaona, en Ramos Mejía; la enciclopedia falazmente se llama The Anglo-American Cyclopaedia (Nueva York, 1917) y es una reimpresión literal, pero también morosa, de la Encyclopaedia Britannica de 1902. El hecho se produjo hará unos cinco años.”

Qué leer después: La invención de Morel de Adolfo Bioy Casares.

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Alejo Carpentier – El reino de este mundo

“Entre los veinte garañones traídos al Cabo Francés por el capitán de barco que andaba de media madrina con un criador normando, Ti Noel había elegido sin vacilación aquel semental cuadralbo, de grupa redonda, bueno para la remonta de yeguas que parían potros cada vez más pequeños. Monsieur Lenormand de Mezy, conocedor de la pericia del esclavo en materia de caballos, sin reconsiderar el fallo, había pagado en sonantes luises. Después de hacerle una cabezada con sogas, Tí Noel se gozaba de todo el ancho de la sólida bestia moteada, sintiendo en sus muslos la enjabonadura de un sudor que pronto era espuma ácida sobre la espesa pelambre percherona.”

Qué leer después: El túnel de Ernesto Sábato.

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José Lezama Lima – Paradiso

“Doña Augusta indicó que ya podían pasar al comedor. Fue distribuyendo a toda la familia en los asientos que según ella le correspondían. Se sentó en una de las presidencias de la mesa, señalando la otra parte el doctor Santurce.”

Qué leer después: El mundo alucinante de Reinaldo Arenas.

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Juan Carlos Onetti – La vida breve

“—Mundo loco —dijo una vez más la mujer, como remedando, como si lo tradujese. Yo la oía a través de la pared. Imaginé su boca en
movimiento frente al hálito de hielo y fermentación de la heladera o la cortina de varillas tostadas que debía estar rígida entre la tarde y el dormitorio, ensombreciendo el desorden de los muebles recién llegados. Escuché, distraído, las frases intermitentes de la mujer, sin creer en lo que decía.”

Qué leer después: Nadie encendía las lámparas de Felisberto Hernández.

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Julio Cortázar – Rayuela

“A su manera este libro es muchos libros, pero sobre todo es dos libros. El primero se deja leer en la forma corriente, y termina en el capítulo 56, al pie del cual hay tres vistosas estrellitas que equivalen a la palabra Fin. Por consiguiente, el lector prescindirá sin remordimientos de lo que sigue.”

Qué leer después: Tres tristes tigres de Guillermo Cabrera Infante.

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Mario Vargas Llosa – Conversación en la catedral

“Desde la puerta de La Crónica Santiago mira la avenida Tacna, sin amor: automóviles, edificios desiguales y descoloridos, esqueletos de avisos luminosos flotando en la neblina, el mediodía gris. ¿En qué momento se había jodido el Perú? Los canillitas merodean entre los vehículos detenidos por el semáforo de Wilson voceando los diarios de la tarde y él echa a andar, despacio, hacia la Colmena.”

Qué leer después: Señas de identidad de Juan Goytisolo.

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Miguel Ángel Asturias – El señor presidente

“…¡Alumbra, lumbre de alumbre, Luzbel de piedralumbre! Como zumbido de oídos persistía el rumor de las campanas a la oración, maldoblestar de la luz en la sombra, de la sombra en la luz. ¡Alumbra, lumbre de alumbre, Luzbel de piedralumbre, sobre la podredumbre! ¡Alumbra, lumbre de alumbre, sobre la podredumbre, Luzbel de piedralumbre! ¡Alumbra, alumbra, lumbre de alumbre…, alumbre…, alumbra…, alumbra, lumbre de alumbre…, alumbre…, alumbra…, alumbra, lumbre de alumbre…, alumbra, alumbre…!”

Qué leer después: Corazón tan blanco de Javier Marías.

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