Son pocos los artistas con la capacidad de forjar un universo musical tan singular como Björk. A lo largo de su carrera, ha logrado plasmar sus sentimientos en sus canciones de una manera que pocos pueden igualar, y uno de sus rasgos más destacados es su valentía al componer, aventurándose audazmente en cada uno de sus álbumes. A pesar de su continua originalidad, hasta el día de hoy nunca se ha sentido orgullosa de haber escrito una de sus canciones más significativas.

En lugar de conformarse tras el éxito de su debut en 1993, Björk se desafió aún más en ‘Post’ (1995), que alberga algunos de sus trabajos más reconocidos. Aunque la pista “It’s Oh So Quiet” muestra su talento como vocalista de jazz, el resto del álbum adopta un enfoque denso en la producción, más alineado con lo que realizaban los artistas electrónicos de esa época.

En el corazón del disco, “Possibly Maybe” actúa como un bálsamo sonoro tras las primeras canciones, pero Björk somete a su audiencia a una prueba emocional con sus letras. A pesar de coquetear con la idea de encontrar un compañero, comprende que el tiempo juntos puede ser fugaz, ofreciendo solo un leve vistazo al futuro incierto.

Sin embargo, con respecto a esta canción, Björk admitiría más adelante: “La primera canción infeliz que escribí fue ‘Possibly Maybe’. Fue muy duro para mí. Normalmente, escribo constantemente, pero en aquel momento parecía que no había pasado nada durante meses. Entonces surgió la canción. Me avergonzó escribir una canción que no transmitiera esperanza” (vía Songfacts).

A pesar de que el mensaje carecía de positividad, Björk continuó explorando diversas emociones a lo largo de su carrera, creando mundos sonoros que expanden la mente en ‘Homogenic’ (1997) o expresando la dicha tras encontrar el amor en ‘Vespertine’ (2001). Por otro lado, si Björk no hubiera sentado las bases de la melancolía en su música, quizás nunca habríamos experimentado la angustia tras su separación de Matthew Barney en ‘Vulnicura’ (2015).