Desde el primer día, Flea se enorgullece de ser un fan ecléctico de todo tipo de música. Aunque predominantemente hace funk rock con los Red Hot Chili Peppers, cualquier vistazo a su currículum le revelará cuán diverso es su gusto, trabajando con todos, desde Young MC hasta Atoms for Peace, el proyecto solista de Thom Yorke. Por otra parte, el disco que Flea considera el mejor de todos los tiempos está todavía un poco más lejos que el rock and roll tradicional.

Antes de ser bajista, Flea aspiraba a ser trompetista, tratando de emular los discos de jazz que escuchaba en la casa. Aunque artistas como Wayne Shorter ocupan un lugar destacado entre sus artistas favoritos de todos los tiempos, los sonidos de Miles Davis robaron el corazón de Flea en ‘Kind of Blue’.

En lo profundo de su período de cool jazz, Davis comenzó a incorporar escritura modal en su música en este disco, presentando cambios drásticos en la tonalidad que suenan completamente naturales en temas como “So What“. Hablando de sus primeros amores musicales, Flea todavía piensa que Davis es intocable y le dijo a Ameoba:

Creo que es el mejor disco jamás hecho. Tiene todo lo que puedas desear. Tiene violencia, tiene un profundo amor poético. Este es el único disco en mi vida que he escuchado más que cualquier otro disco”.

Esa libertad de expresión en la obra de Davis crecería aún más en ‘Bitches Brew’, convirtiéndose en una piedra angular entre el rock y el jazz que nadie más igualaba.

En proyectos como ‘Blood Sugar Sex Magik’, Flea tenía los mismos ideales que Davis tenía durante ‘Kind of Blue’. Aunque el lenguaje musical puede haber sido diferente, la espontaneidad de canciones como “Funky Monks” y “The Power of Equality” se sienten como extensiones de lo que Davis habría tocado en un ambiente así, solo transpuesto al bajo en lugar de a la trompeta.