Recientemente, la noticia de que pandillas en Suecia convertían dinero sucio en Bitcoins, que luego usaban para adquirir streamings falsos, se viralizó. Sin embargo, ahora se ha confirmado que esos “números” no sólo eran ficticios y corruptos, sino que además, estaban dirigidos para artistas con conexiones a grupos criminales.

Fue musicbusinessworldwide quien informó que el modus operandi de estas pandillas era el siguiente:

  • Primero: todo el efectivo proveniente de ventas de drogas, fraudes, venta de armas y hasta asesinatos, era llevado a una oficina donde el efectivo se contaba y registraba.
  • Segundo: dicho efectivo era utilizado para adquirir Bitcoins, la moneda descentralizada más importante del mundo. De esta manera, el dinero rompía su trazabilidad.
  • Tercero: ahora que el dinero, relativamente dejaba de “existir”, esos Bitcoins se utilizaban para contratar empresas que suben números de reproducciones en Apple Music, Tidal y Spotify. Sin embargo, en este preciso caso, el servicio sólo se enfocaba en Spotify, ya que es la plataforma que menos relacionada está con autoridades que verifican si realmente un artista tiene o no reproducciones.
  • Cuarto: una vez que dicho artista perteneciente al grupo criminal llegaba a tener 3 o 4 millones de reproducciones en cada canción (o sea, que los Bitcoins se habían invertido en subir sus números), el siguiente paso era conectar con alguna casa de Publishing que se encarga de pagar a los músicos por sus regalías, así como con distribuidoras que literalmente compran los masters a cambio de quedarse con esos tracks que “están reventando” y teniendo muchas reproducciones.
  • Quinto: una vez que los grupos criminales disfrazados de disqueras, reciben el pago o adelantos tanto de distribuidoras como de publishing, seguían invirtiendo fuerte en dichos artistas para seguir cobrando reproducciones y pagos provenientes de estas empresas.

Era un plan “casi perfecto”, si no fuera porque casas como Warner Chappell, mantienen un monitoreo preciso de cómo es que un artista está o no recibiendo reproducciones reales. Ya que una vez que convertían el dinero sucio en Bitcoins y lo invertían en plays falsos, estos pandilleros cobraban el dinero pagado a través de contratos musicales.

Y esto no es cosa nueva, ya que recientemente un estudio francés encontró que se sabe que el 3% de las transmisiones en servicios como Spotify son fraudulentas.

Se descubrió que la gran mayoría de los detectados en 2021 (el 84.5%) pertenecían a artistas de hip-hop. Sin embargo, el hip-hop es el género más popular en el mercado francés de streaming, y se determinó que solo el 4% del total de transmisiones de hip-hop registradas en ese país en 2021 eran falsas y posiblemente ligadas a grupo criminales.

¿Y qué dice Spotify de todo esto? Nada. Según el grupo de relaciones públicas de la plataforma, no existe evidencia de que esto sea real, aunque para casas de publishing, quienes son las más afectadas, es más que evidente.

¿Se te ocurre algún artista mexicano con millones de views que de la noche a la mañana se haya hecho famoso y que posiblemente esté relacionado con algún grupo criminal?