Desde 1995, Ryan Schreiber comenzó una aventura musical para reseñar discos de todos los géneros, tamaños y formas desde una tienda de vinilos en Minneapolis. Sin embargo, lo que comenzó como un pasatiempo ó ejercicio musical, terminó convirtiéndose en el ranking más importante del mundo indie y eventualmente del mainstream también.

Hoy recordamos de aquella vez que Pitchfork dio uno de los pocos “10” cerrados en toda su historia, en específico en la del britpop.

Curiosamente, el disco liberado en el mismo año que se fundó Pitchfork, logró obtener un 10 que hasta la fecha se ha mantenido como el único en este género dentro del sitio web.

¿La razón? La diferente mezcla de tangentes satíricas que Jarvis Cocker logró congeniar en un sólo álbum, que básicamente gritaba: “Ven por la diversión, pero quédate por el psychodrama”.

Y es muy real; la música del ‘Different Class‘ siempre trajo consigo un fuerte aire de sin vergüenza. Es un disco cuyos ritmos son hermosos, alegres, rítmicos y completamente divertidos, mientras que sus letras, al escucharse por encima, parece que les siguen el mismo mood.

Pero no hay nada más alejado de la realidad; desde la portada hasta el nombre del álbum, Jarvis y compañía hacían una fuerte crítica al abismo de clase que de por sí existía en Inglaterra, y que justo en su generación se concretó tanto que ya nadie parecía querer hablar de él.

Pero ellos lo hicieron; de varias formas, en varios conciertos, a través de diferentes canciones y en un formato que incluso las mismas estaciones de radio comenzaron a tocar: el ‘Different Class’, en su discurso, sí era una clase diferente de disco.

Era un caballo de troya tanto como disco como físicamente para Pulp. Recordemos por ejemplo aquellos Brit Awards del ’96 en los que Jarvis & compañía, tras cargar con el peso de una disparidad de clases gigantesca en su país, fueron a presentarse a un lugar lleno de millonarios de traje y ropas caras, para presentarles su música y prácticamente decirles: “¡Vete al carajo!”.

Cosa que, por ejemplo, sí sucedió directamente con Michael Jackson, a quien Jarvis interrumpió durante su presentación en vivo y eventualmente fue detenido por la policía por causarle un alboroto:

Hoy, nos queda claro por qué este es y probablemente seguirá siendo por el resto de la historia, el mejor disco de britpop reseñado por Pitchfork; un disco que en palabras de aquel inocente Ryan de 1995 que apenas iniciaba su blog, era perfecto no sólo por su valor musical, sino social.

Y creo que en la vida de todos canciones como “Common People” han aplicado desde siempre. Y vale la pena recordarlo por eso: