Un nuevo estudio de la University of Oxford revela que la música que escuchamos mientras comemos puede alterar el sabor de nuestros alimentos. En específico, los investigadores encontraron que hay una relación entre el tono de una canción y qué tan dulce o salado nos es un alimento. Aunque tienen que hacer estudios más profundos, a grandes rasgos, sus hallazgos dicen que los sonidos más agudos están relacionados con sabores dulces y agrios, mientras que los más graves se vinculan con sabores amargos o umami.

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La música en los restaurantes ahora jugará un papel mucho más importante que solo generar una atmósfera para los comensales. Será interesante ver cómo chefs del mundo hacen maridajes de música con sus recetas para provocar los sabores desados en el paladar de sus clientes. Nos encantaría ver una nueva ola de comida inspirada en música y viceversa. A ver si así de una vez por todas, nos libramos de esos discos con covers en bossa a clásicos del rock.

¿Crees que la música puede afectar el sabor de la comida?

Vía Scientific American.