Sinceramente… ¿qué piensas de la gente amable? Idealmente, todos queremos estar rodeados de personas así, tenerlos como pareja o amigos, hasta deseamos inculcar a nuestra descendencia que sea amable, pero la realidad es que desconfiamos bastante de ellas y a veces no entendemos el por qué. Aquí, enumeramos algunas de las razones por las que le tenemos miedo a este tipo de personas.
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Por qué desconfiamos de la gente amable
1. Pensamos que son hipócritas. Que son así por conveniencia, como si no quisieran mostrar su verdadera personalidad. Si nos invitan algo, en seguida creemos que es porque quieren algo a cambio.
2. No merecemos a alguien así. Como si fuéramos masoquistas por naturaleza, queremos huir al recibir cariño sincero; en otras palabras, nos sentimos más a gusto con gente que se porta un poco culero hacia nosotros.
3. No nos sentimos especiales. A diferencia de pensar que no merecemos el buen trato, sabemos que la gente amable es así con todos, lo cual nos quita la sensación de resaltar de los demás. Estamos medio locos, ¿no?
4. Los vemos como un reflejo de nuestros errores. Creemos que son personas ingenuas, quienes saldrán fuertemente lastimadas, como nosotros en algún momento de nuestra vida. Tenemos miedo de ser nosotros quienes los dañemos.
5. Las personas mala onda son más reales. Saben qué les molesta y qué es lo que quieren, suelen ser muy sinceros y alguien demasiado amable quiere mantenerse en una utopía. Sí, así llegamos a complicarnos la vida.
6. En el fondo, podemos llegar a envidiarlos. Nos da temor que nos saquen de nuestra zona de comfort, en la que somos felices porque no hay nadie que acapare la atención como alguien amable probablemente lo haga. Duele, pero en ocasiones es cierto.
7. No queremos dar después de recibir. Sentimos que todo se torna forzado y nos hace sentir estresados.
8. El mundo nos ha maleado demasiado. Hemos perdido la inocencia al percibir a las personas, es por eso que si alguien así llega a nuestras vidas, no sabemos cómo reaccionar.