Texto: Felipe Corrales

Todas las fotos cortesía de Feli Gutiérres

Irónicamente, cuando sonó “Muddy Water” de King Gizzard fue cuando comprendí lo que había vivido en este día”. Hipnosis es una iniciativa de Indie Rocks! por enaltecer la psicodelia y sus derivados: La culminación de un esfuerzo colectivo entre promotores, bandas y medios de comunicación.

El venue elegido es un lugar poco nombrado para realizar este tipo de eventos, pero gracias al espacio y la sensación boscosa del lugar, Hipnosis se sintió como un lugar mágico, un lugar para dejar fluir los sentidos y dejarse abducir frente a los ambientes psicodélicos. Más allá del lodo, el frío y la lluvia, esta fue una experiencia sensorial.

Foto: Feli Gutiérres

Dentro de las primeras horas de la jornada musical el talento nacional fue el platillo de bienvenida. Tanto San Pedro el Cortéz, Sgt. Pepper y Build A Vista dieron sets energéticos, vibrantes y llenos de agradecimiento hacia la organización del evento. Desde las pre-fiesta rumbo al festival, Hipnosis notó el gran nicho que es la psicodelia y sus derivados en nuestro país, así que ciertas bandas solo necesitan un poco de exposición para sobresalir.

Australia hacia su primera aparición en el día, la banda de hermanas Findlay, mejor conocidas como Stonefield llegó al escenario. Con una fusión de fuzz y garage rock, las alteraciones en el ritmo cardiaco iban subiendo de tono y el poder femenino demostraba una vez más su participación en el festival, recordando lo hecho un año atrás con Death Valley Girls y The Coathangers.

Si algo podemos agradecerle a  Hipnosis este año,  fue la perfecta selección de sus piezas musicales. El lineup combinó miles de ritmos y sensaciones a través de las distintas etapas del día. Al caer la tarde llegó el turno de la tropicalia de Boogarins, los brasileños son una banda de hippies a la antigua, una fusión cultural de Os Mutantes y una perfecta interpretación de la psicodelia actual. Durante este set sonaron “Foimal”, “Erre” y “Lucifernandis” temas que convirtieron los primeros indicios de lluvia en una fiesta tropical.

Foto: Feli Gutiérres

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—El lodo aumentaba su volumen al finalizar el culto carioca, en los alrededores las filas para la merch y la comida eran largas pero la calma y las ganas de fiesta continuaban—  Hipnosis y sus actos estaban preparados para ser uno solo solo con la música y la naturaleza.

Llegó el turno de DIIV, banda que se ha ganado un gran afecto en nuestras tierras. Zachary Cole Smith y compañía fusionaron el surf y el new wave en un set muy auditivo. A la par la agrupación también nos regaló un adelanto de su nueva etapa musical gracias a tres nuevas canciones en este concierto.

Foto: Feli Gutiérres

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Al ocaso de la noche y con la temperatura disminuyendo OM fue el inhibidor más eficaz del día. Al Cisneros es una bestia con el bajo, los sonidos producidos por los de San Francisco son densos y minimalistas al mismo tiempo, doom metal que desató un shock emocional, un perfecto trance entre el día y la noche.

Foto: Feli Gutiérres

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Wooden Shjips domó a la lluvia entre sus visuales fosforescentes y esos riffs distorsionados y envolventes. Tracks como “Staring at the Sun”, “These Shadows” y “Ruins” se prolongaba ante la improvisación y ambiente del momento. Erik “Ripley” Johnson fue el guía entre las alucinaciones visuales, el frió, la lluvia y las drogas.

Foto: Feli Gutiérres

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Con el paso del tiempo la lluvia se acabó, los californianos de Allah-Las nos dieron calma y un viaje más ameno a comparación de lo visto con OM y Wooden Shjips. A pesar de este cambios de ritmos, los visuales hechos por The Mustachio Light Show fueron el elemento clave durante la noche.

A estas alturas de la noche ya nada importaba, sí, todos moríamos de frío, sí, todo era un caos entre el fango y el lodo, pero la música que se nos ofrecía nos voló a otro plano emocional, una experiencia sensorial más allá de la música.

El penúltimo acto quedó a cargo de Ruban Nielson y su Unknown Mortal Orchestra. UMO es una banda que juega mucho con la experimentación en su sets en vivo, con guitarras que lloraban antes suaves y envolventes riffs su show nos dio bellas versiones bailables de  “Hunnybee”, “Necessary Evil  “Ffunny Ffriends”, “Multi-Love” y “So Good at Being in Trouble”.

Foto: Feli Gutiérres

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¡El momento que todos habíamos esperado! King Gizzard & the Lizard Wizard!

Previo a su intervención al escenario, el soundcheck y las dos bestiales baterías fueron probadas por sus ejecutores, King Gizzard hizo de la prueba de audio un momento en el que los fans pudieran ver cómo se preparan para semejante brutalidad sonora.

Sin miedo al éxito, “Rattlesnake” comenzó el show: el calor del cuerpo y las ganas de saltar y vivir un mosh-pit entre el fango se multiplicaron en distintos puntos del público. Las baterías y las guitarras se juntaban en un mismo ente que nos ofrecía un frenesí psicodélico.

Foto: Feli Gutiérres

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Las opciones de sets para un show de los australianos son infinitas, sus discos nos han dado muchas opciones para escuchar en vivo y es por eso que cada show de ellos se vuelve especial.  “Sleep Drifter”, “Crumbling Castle”, “Digital Black”, “The Lord of Lightning” se unieron al set generando un caos emocional entre los valientes que retaron el lodo.

Irónicamente, cuando sonó “Muddy Water” de King Gizzard, fue cuando comprendí lo que había vivido en este día, no hay motivos que quiebren la música, los melómanos soportamos esto y más. El hype de King Gizzard viene desde hace uno o dos años, su música fue quizá el factor más importante que hizo viajar a miles hasta acá.

A pesar de los problemas de venue el factor principal nunca se vio afectado, todo continúo en orden. Un festival no es lo mismo sin esas anécdotas que lo rodean, el lodo y la lluvia entonces fueron los complementos de esta aventura llamada Hipnosis. Nos vemos en 2019.

Foto: Feli Gutiérres

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