Texto: Daniel Patlán
La plática de la mesa de al lado gira entorno a la música de fondo, unos aseguran que sí es, otros sólo lo especulan y unos pocos se quedan callados, escuchando la conversación. Aquellos que aseguran que es el nuevo disco de Antony & The Johnsons superan en número a los que dicen que es un nuevo proyecto (algo así como Hercules and Love Affair). La plática se intensifica, incluso entra la dinámica de la apuesta: ¡paga una ronda de tragos el que pierda! Sin embargo, los que se quedaron callados ahora reaccionan diciendo (con bastante seguridad, como si ellos sí supieran de quién se trata) que no es ninguno de los dos y que ni siquiera es Antony el que está cantando. Habiendo dicho lo anterior suben la apuesta: si no es ninguno de esos, ustedes pagan otros tragos y la cena. Hecho. Se acercan con el disc-jockey de esa noche y le preguntan acerca del disco que se está escuchando en esos momentos, el responde: es el nuevo de Xiu Xiu, se llama Dear God, I Hate Myself.
La voz de Jaime Stewart (fundador, compositor y único miembro que ha permanecido en la alineación desde el inicio) es muy (muy) parecida a la de Antony, razón por la cual se puede pensar que se trata de un disco de éste, pero en cuestiones musicales, son muy diferentes. Xiu Xiu hace una especie de pop melancólico y experimental, llegando a lugares tan inesperados como bizarros. La prueba más contundente es cómo de una canción alegre y accesible (“Chocolate Makes You Happy”) puede saltar a una canción llena de melodías estridentes que se mezclan con unas que bien pudieron salir de un ballet clásico (“Hyunhye’s Theme”).
En este nuevo disco participan también Ches Smith y Angela Seo (quien es nueva en la alineación). Pocos discos le hacen tanto honor a su nombre como éste, el cual funciona a la perfección como un todo, de principio a fin. Si yo quisiera decirle con un mixtape a Dios que me oído a mi mismo, sin duda haría una selección como la que compuso Stewart, con temas obscuros, melancólicos pero con tintes de humor negro, ácido. Logrando no sólo que uno le ponga atención a su voz sino que se enamoren de las texturas y de la gran cantidad de instrumentos usados en cada canción (por cierto, escucharlo con audífonos es algo único).
Si alguien me pidiera que le dijera a qué suena el disco más reciente de Xiu Xiu le diría lo siguiente: suena a la carta de suicidio de un enfermo de esquizofrenia que ha sido iluminado por primera vez y ha decidido morir para poder estar en paz.
Mejor canción: “The Fabrizio Palumbo Retaliation”
Una gran línea de piano se junta con la voz de Stewart para después dar paso a los demás instrumentos, entre los que se encuentran percusiones, sintetizadores, cajas de ritmo y uno que otro instrumento raro. La combinación de todo hace que suene a eso que nos gusta pero que nos da miedo.