Texto: Christian Rojas (@christianxrojas)
Cuatro álbumes a lo largo de casi diez años fueron suficientes para consagrar a Mastodon como el referente del sludge metal por excelencia. Pero es claro que un disco conceptual más ya no sería reto para los oriundos de Atlanta, Georgia. En su lugar, todo el expertiz que adquiró la agrupación fue canalizado para concebir un álbum más lineal dejando a un lado los laberintos y pasajes escondidos a los que siempre estuvimos acostumbrados.
Después de una campaña viral que elevó las expectativas hasta el cielo, llegó The Hunter, un disco que no conoce las canciones de más de cinco minutos de duración y se mantiene en un formato amigable para la radio con canciones que oscilan entre los 3 y 4 minutos. Sin embargo, Mastodon deja claro con este álbum que su columna vertebral no son las composiciones progresivas si no la capacidad de transmitir suficiente energía a través de puntuales riffs de guitarra rugientes, baterías firmes y melodías obligadamente oscuras repartidas en 13 cortes. Prueba de lo anterior se encuentra en el inicio del álbum con “Black Tongue”, tema que advierte la rapidez con la que fluirá éste, “Curl Of The Burl”, el corte más ligero o “Dry Bone Valley” con una rítmica más caótica. El disco destaca a cada canción por igual y el orden de estas no alteraría el sonido que Mastodon produjo para este mismo.
Además, existe una analogía curiosa en The Hunter. El quinto álbum de Mastodon sucede a una trilogía de producciones conceptuales enormemente aclamadas (Leviathan, Blood Mountain y Crack The Skye) mismas que le siguieron a un álbum debut (Remission) que colocó a la banda en el mapa del sludge y metal en general. 20 años atrás (casi exactamente), Metallica lanzó el Black Album después de su conocida trilogía (Ride The Lightning, Master Of Puppets y …And Justice For All) y un álbum debut (Kill ‘Em All) que lo comenzó todo. En pocas palabras, tal vez The Hunter será el álbum que definirá el nuevo metal de esta década y contiene la formula para hacerlo comercial sin sacrificar los ingredientes y rituales que definen dicho género.