Texto: @rulobn
¿Recuerdan aquellas guitarras y baterías sobre las que las gemelas Quin nos deleitaron con sus voces a lo largo de sus seis discos de estudio? Pues ahora, en su nuevo álbum, Tegan and Sara las cambiaron por sintetizadores y beats que nos recuerdan a canciones pop que nadie se puede negar a escuchar y, al mismo tiempo, nadie puede evitar bailar y sonreír. Con Heartthrob, las canadienses se muestran más eufóricas con sonidos eléctricos y melodías más dinámicas que con sus discos pasados.
Desde el momento en que le dan play al disco, aparece la combinación perfecta y que dominará a lo largo de sus 10 canciones: las voces de las gemelas y los sintetizadores que, aunque no quieran, remiten a sonidos actuales del tan mencionado E.D.M. Aclaro, no se trata de un disco parecido a lo que suena en un festival como Tomorrowland, pero si escuchan “Closer”, la primera canción, sabrán de lo que les hablo. Aunque se trata de un trabajo mucho más comercial, no sacrifica el estilo y el buen gusto de Tegan and Sara; al contrario, me atrevo a decir que lograron resaltar más sus destellos de estrellas pop de calidad.
Sé que lo siguiente parecerá un tanto sorprendente, pero “I was a Fool”, la tercera canción del disco, es una muestra del nuevo sonido que lograron las gemelas, un sonido bastante apegado a los ritmos de finales de los 80’s y principios de los 90’s en los que, muchas veces, se acompañaban de letras llenas de sentimientos tristes (Roxette o Bonnie Tyler, por ejemplo). Así es Heartthrob en su totalidad, un trabajo que combina melodías alegres con letras introspectivas y melancólicas que, en su mayoría, hablan de amor. Pero eso no es todo, este nuevo álbum de Tegan and Sara también trae consigo un respiro (sólo uno) de lo que eran antes, “I Couldn’t Be Your Friend” es una canción que pudo haber estado en su disco Sainthood de 2009, pues se apega a las melodías cursis del indie rock que les conocíamos.
Más allá de buscar encajar por la fuerza en un mundo de sintetizadores y sonidos electrónicos, Heartthrob es un trabajo ambicioso que encuentra a Tegan Quin y Sara Quin en excelente forma. A pesar de ser su trabajo más radical, esta nueva producción tiene el mérito de haberle apostado a sonidos ya conocidos, a no tratar de encontrar el hilo negro y a lograr un resultado magnífico.