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Este fin de semana se llevará a cabo la tercera edición del Festival EDC en la Ciudad de México. Pero, ¿qué tuvo que pasar para que se realizara un festival dedicado a un solo subgénero de música? El público mexicano tiene una pequeña pregunta en cuando al EDM (Electronic Dance Music), y es que aún no sabemos cuándo fue precisamente que este subgénero de la electronica se hizo tan popular y los DJs comenzaron a reemplazar a nuestras bandas favoritas de rock.

No era común que en nuestro país un par de DJ’s abarrotaran lugares tan grandes como el Foro Sol o la Arena Ciudad De México. El auge de la música electrónica llegó en los 90s cuando se realizaban los famosos raves que aún siguen existiendo. En el 2007 hubo un boom por DJs cómo Justice, Steve Aoki, Surkin, Kavinsky, Guns n Bombs, DJ Mehdi, etc. que despertaron a toda una generación. Incluso el Palacio de los Deportes recibió la primera (y única) visita de Daft Punk. Fue entonces que la música house comenzara a sonar en todas las estaciones de radio. En 2011 el Vive Latino trajo a The Chemical Brothers, y aunque no era la primera vez que se presentaban por nuestros lares, éstos abarrotaron el escenario principal sin problemas. Para el año siguiente, el Vive traería a Norman Cook, alias Fatboy Slim, que al igual que los Chemical Brothers, llenaría el escenario principal.

Llegaba el año 2012 y nunca hubiéramos imaginado el alcance que tendría este género entre la nueva generación de millenials; prendas fluorescentes, brazos llenos de pulseras con juegos de palabras o la leyenda PLUR (Peace, Love, Unity, Respect), tenis que prenden al momento de pisarlos y un montón de niños de 12 años persiguiendo el sueño de ser DJ en lugar de arquitecto o médico.

El EDM generó $6.2 mil millones de dólares en 2015 y los DJs que encabezaban la lista de los mejores pagados fueron Calvin Harris, David Guetta y Tiesto. Es el género con mayor crecimiento en el mundo, o mejor dicho, el único en una industria que padece una hemorragia de dinero. Las nuevas generaciones no se sentían conmovidos por letras profundas o solos de guitarras de 11 minutos. Prefirieron escuchar algo fácil de digerir y que no les exigiera demasiada atención. DJs y productores como Skrillex, Steve Aoki, Calvin Harris o Diplo se han convertido en los favoritos del público mexicano.

La verdad es que es difícil descifrar el lugar dónde nació el EDM. Algunos se inclinan por Alemania, otros por Londres y algunos cuantos por la ciudad de Detroit, Estados Unidos. Pero ambos continentes han contribuido para hacer de este género un movimiento masivo. Las colaboraciones han logrado atraer nuevos simpatizantes, pero lo que realmente ha hecho que se convierta en un fenómeno han sido las redes sociales. En una era dónde todo es digital, el artista logra conseguir la simpatía del público mediante posts revelando aspectos de su vida privada que de otra forma no lograrían saber. Para algunos, el éxito se mide en followers, descargas, plays en soundcloud, vídeos virales, tweets y likes. Sólo están a un click y un share para que su canción se vuelva la número uno en los charts de música “electrónica”.

En 2014, el festival Tomorrowland reunió alrededor de 160 mil personas de 75 países de acuerdo con los organizadores. No todos los géneros pueden jactarse de tener un festival de esta envergadura sold out en pocos minutos. Claro está que festivales como Glastonbury, Coachella o Bonnaroo tienen la vara muy alta en cuanto a la organización de eventos, pero cuentan con un montón de géneros cómo indie, rock, pop, hip-hop, etc., mientras que el EDC, el Ultra y Tomorrowland son exclusivos de un género.

El género ha sido altamente criticado y se dice que ha perdido el encanto, en parte por la cultura hedonista de consumo que supuestamente promueve. Pero sólo es parte de una evolución; los géneros empiezan desde el underground, se ponen de moda y después se vuelven popular, para al final morir o reinventarse. Aún no sabemos si el EDM está en la cima, en el clímax, o si llegará a su fin pronto, justo cómo el género disco murió gracias las decisiones de las disqueras.

¿Qué escucharemos después?