Una pizza no se disfruta igual si sólo se prueba un pedazo, hay que comerla completa para en realidad saber de qué se trata. Ese es el discurso con el que Winston Rowntree nos muestra una divertida ilustración que hace referencia a los discos: cada rebanada es una canción y la pizza completa es el álbum.

“Un disco es como una pizza, y por mucho que me gusta comprar rebanadas individuales de vez en cuando, realmente siento que es la pizza completa la que representa la mejor experiencia para quien la come. Levantas la tapa de la cajita cuadrada y en ella encuentras un disco dividido en diez segmentos más o menos, y lo que quieres es que todos sepan igual (aunque inevitablemente, incluso la mejor pizza tiene esa rebanada con una burbuja de masa que hace que todos la salten y nadie quiera comerla). Lo mismo sucede con los discos.”

“A veces abres la caja y el disco que hay dentro no es lo que ordenaste, te pones a pensar cómo es que pudieron echar a perder una experiencia tan sencilla como esa. Pocas cosas son tan tristes y desconcertantes como una mala pizza (si no saben lo que quiero decir, basta con ir a Domino’s), pero un mal disco sin duda lo es.”

Así es como discos de pop, punk, progresivo, entre otros, serían si tuvieran queso:

Si los discos fueran pizzas.

Si los discos fueran pizzas.