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Hay un antes y después de Lou Reed y para recordarlo invitamos a diferentes personajes de la industria musical para que escribieran sobre Lou, su legado y cómo marcó sus vidas. A lo largo de la semana nos despediremos del gran Lou Reed como se debe, celebrando la carrera de un ícono.

Seguimos la serie con un texto de Erich Martino. Artista, Ex gerente de Radioactivo 98.5, locutor de radio, músico, periodista musical, DJ y diseñador.

Una de las mas valiosas y difíciles decisiones hechas por cualquier artista que edita un álbum es el orden en el que las canciones aparecen acomodadas en él; cabe mencionar también que es una de las tareas que la mayoría del público casi siempre ignora y que, dicho sea de paso, está ante una difícil amenaza de extinción ya que en el mundo digital el reinado del “shuffle” hace de esa tarea un delicado placer solo para los fanáticos.

Lou Reed, The Velvet Underground, Nico, los ingenieros involucrados y seguramente Andy Warhol también, decidieron en conjunto que la manera en que se presentarían al mundo sería con “Sunday Morning”, la última canción en ser grabada durante las sesiones de re-grabación de Tom Wilson una vez que supo de la ventana de tiempo extra que tenía cuando el lanzamiento del disco se había retrasado.

“Sunday Morning” se convirtió en el primer sencillo y en el corte que abre su primer álbum. Fue su carta de presentación, decisión que tomaría una poética relevancia la semana pasada cuándo precisamente en una mañana de domingo, el mundo se despediría de la presencia física de Lou Reed e inevitablemente la razón por la que tu también estas leyendo esto hoy, en una mañana de domingo siete días después.

Seguramente al igual que yo tu no viviste las legendarias noches del Exploding Plastic Fantastic en el Nueva York de finales de los sesenta, difícilmente creo posible que hayas pasado unos años en Berlin durante los setenta y es muy probable que como yo el glam rock, The Velvet Underground, Bowie, el sonido del avant garde de arte y rock juntos como Laurie Anderson o para ser sinceros hasta la obra de Warhol hayan llegado a tu vida mucho después de que el mundo ya los había experimentado, criticado, entendido y reconocido. Pero de una cosa estoy seguro y es de que tu primer encuentro con cualquiera de ellos es algo que recuerdas perfectamente porque su influencia y legado son imposibles de ignorar y porque todos ellos cumplen con una característica que Norman Dolph uso 35 años después para referirse al mencionado debut del VU.

“El verdadero gran Arte siempre parece como si lo hubieran hecho ésta mañana y lo que sea que hace que sea grandioso es en definitiva una cualidad que en su momento de creación lo hacía también moderno. Esa modernidad es la que se mantiene en la pared de los museos 100 o 200 años después y esa modernidad es la que hace que éste álbum suene vigente hoy en día”

Y al usar ésta cita no quiero decir que necesariamente todos caigan embelesados la primera vez que escucharon a Lou Reed o a The Velvet Underground, por ejemplo Iggy Pop ha defendido siempre que su primera reacción fue de desprecio por la sonido de esas grabaciones y la pose beatnik de sus creadores. Por supuesto seis meses después reconoció que ESE sonido era el detalle que más le gustaba y que el disco era en realidad un grandioso álbum. Pero ya sea amor u odio lo que te haya despertado la primera vez que escuchaste a Lou Reed una cosa es imposible y es que hayas sido indiferente.

Mi primer encuentro con él fue en el Chopo cuándo uno de mis mejores amigos en algún trueque sabatino terminó con (solo) uno de los dos CD’s del 1969: The Velvet Underground Live, siguiendo las siempre invitadoras recomendaciones del encargado del puesto que le decía “Uuuuuuy güero qué importa que sólo tenga uno de los CD’s o qué? no conoces “Heroin”? tsssssssss…Total si no quieres no y ya.” Qué en un español más cercano al de la lengua de Cervantes se podría reconstruir como: “Lamento que en alguna distracción de mi parte la integridad de éste álbum doble haya sido comprometida sin embargo a pesar de ello me parece apropiado que tu y tu amigos se adentren en el descubrimiento de una obra maestra de la composición como lo es “Heroin””

Sus sabias recomendaciones y la posterior exposición a la versión en vivo de dicha pieza no causarían en mi la mejor de la impresiones, al igual que Iggy yo también me sentí desilusionado por la calidad del sonido y lo que a mi inocente entendimiento de entonces era solo ruido. Poco podía yo imaginar en ése momento que con los años una de las principales características que yo buscaría en la música son aquellas relacionadas a sonidos peculiares en la grabación y el trabajo experimental ya sea con ruidos o improvisación.

Sin embargo, y a pesar de esa primera impresión, su nombre comenzó a aparecer con más y más frecuencia en mi vida cuándo comencé a reconocer los covers que todos los artistas que a mi me gustaban hacían de sus canciones. David Bowie, David Sylvian, OMD, Nick Cave, Bryan Ferry y hasta Joy Division rendían diferentes tributos que me hicieron buscar los originales y comenzar a entender la relevancia y genialidad de un individuo que tanto solo como con VU hacía una música que me resultaba difícil de explicar pero imposible de olvidar, la adicción post-reconociemiento que desarrollé por su trabajo me llevo a comprender mejor su influencia y lo que al final me resultaba tan atractivo.

A Lou Reed le debo el entender ideas como que no todo el rock tiene que venir del blues (VU & Nico), que la poesía moderna no era una aberración o algo que solo Dylan podía hacer, que un disco con únicamente ruido era posible de manera comercial (Metal Machine Music), que Nueva York era y ha sido la capital cultural del planeta y un lugar donde las mas altas elites se funden completamente con la basura en las calles y la degeneración de la sociedad por culpa de las drogas (Transformer), que ser un trovador y un artista conceptual se puede hacer al mismo tiempo (Songs for Drella) y que yo, al igual que miles de personas en el mundo, podía hacer una banda de rock como bien mencionó Brian Eno:

“The first Velvet Underground album only sold 10,000 copies, but everyone who bought it formed a band.”

La música de Lou Reed me terminó por cautivar como creo que seguramente también pasó contigo que lees esto hoy. Su trabajo se nos presentó también acompañado o acompañando imágenes y en la memoria colectiva hay escenas que permanecerán por mucho tiempo grabadas en nuestro inconsciente a pesar de que Lou Reed seguramente jamás las imaginó así, “Sweet Jane” en Natural Born Killers de Oliver Stone o “Perfect Day” en Trainspotting de Danny Boyle o hasta en comerciales donde a pesar de su fin puedo decir que la pieza hace un enorme y apreciable tributo a la música de Reed cómo es éste caso de Dunlop con Venus In Furs como soundtrack:

En concierto Lou Reed era incapaz de defraudar un par de veces, lo vi en México con recintos que no estaban completamente llenos de personas, pero que su presencia y su guitarra eran capaces de saturar y que en el maravilloso caso de que aún no lo hayan visto les sugiero que tomen como una recomendación amistosa y pongan atención su peculiar manera de usar el instrumento. Lou no fue el primero en reordenar la entonación de las cuerdas de su guitarra (Ostrich Guitar Technque), pero el efecto que desarrollo es en definitiva un estilo único. Un buen ejemplo de esta peculiar manera de tocar la guitarra puede ser entendida en el cover que hace a “Solsbury Hill” de Peter Gabriel.

Mi último encuentro con Lou fue el año pasado en Londres en su concierto del Meltdown Festival en el Royal Festival Hall, su aparición en el escenario acompañado por un asistente para llegar al micrófono despertó una predisposición a ver un artista al que le habían pasado sus mejores momentos, una serie de ligeros acordes acústicos en la guitarra fueron seguidos por el inocente y lejano grito de alguien en la audiencia … “louder!!!!!” …mientras que Lou nos decía:

“I would cut my legs and tits off
When I think of Boris Karloff and Kinki
In the dark of the moon
It made me dream of Nosferatu
Trapped on the isle of Doctor Moreau
Oh wouldn’t it be lovely ”

Un segundo después y ya con el pedal de distorsión encendido Lou voló la cabeza de cada uno de nosotros en la audiencia que poco a poco fuimos recuperando en los cuanto minutos y medio que dura “Brandenburg Gate” de su álbum con Metallica. La canción termina y Lou ya no es esa débil figura que vimos antes sino que ahora es un gigante de proporciones épicas ante el que todos estamos de rodillas, como si se tratara de un dios que mirando hacia el público ahora nos dice con autoridad

“I hope that wasn’t too quiet for you assholes”

En efecto no lo fue, como la vida de Lou nunca lo fue y por eso lo vamos a extrañar.

Gracias Lou Reed