Cine
Cuando vamos al cine, lo único que esperamos de la gente es que tenga un poco de educación y sepa comportarse en un lugar público dónde el único fin es alejarnos un poco de la realidad o aprender algo nuevo, dependiendo la película.

¿Cuántas veces has evitado levantarte y darle un sape a la persona que se la pasa yada yada y yada durante la función? ¿O eres tú el que se la pasa hablando? Por tu propio bien, no seas ese personaje.

Estas son las personas que más nos incomodan en el cine.

El parlanchín
Todo el tiempo está hablando. Si fueran uno que otro comentario acertado o de menos inteligentes, ok, se los pasamos. Pero si sólo habla de como le fue en el día merece un gran reclamo.

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El comelón
Aunque el cine es un espacio grande, hay algunos olores que no se pueden ocultar, cómo el de los nachos con extra salsa o el hot dog bañado de catsup o mostaza. Cierto, todos somos culpables de meter de contrabando uno que otro refrigerio, pero tampoco se trata de lanzarse al cine con tu guisado y tu sopa para llevar.

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El crítico
“Ah, sí, nominada al Oscar, pero para mi no es más que una absurda interpretación del libro.”

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El niñero
¿Por qué algunas parejas creen que es una buena idea llevar a un recién nacido a un lugar donde el ruido es fortísimo? Por favor no lleven a sus hijos hasta que caminen erguidos.

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El hiperactivo
Le hablan por teléfono, sale al baño, regresa con palomitas, vuelve a llamar por teléfono, va por refresco y así un ciclo interminable. Si no te gusta la película mejor salte y quédate afuera.

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El alma de la fiesta
Y no falta, claro, el que piensa que la sala de cine es un antro, e invita a una docena de sus amigos para hacer de la función una fiesta locochona, guerra de palomitas incluida.

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¿Cuantos conoces así?