Seguramente eres una de las miles de personas que detesta las alarmas o es alérgica a los relojes. El sonido que emiten estos artefactos te molestan de sobremanera y deseas que jamás los hubieran inventado. Por culpa del odio que tienes hacia estos artefactos, sueles llegar tarde a reuniones importantes, a clase, al trabajo o entregar tareas que te habían dejado desde hace meses pero decidiste dejarlo al último.
No te preocupes, no eres el único y los impuntuales disfrutan algunas ventajas como:
1. No ser el primero de la fiesta.
Cuando llegas tarde a una fiesta evitas los silencios incómodos antes de que lleguen los invitados.
2. Evitar las pláticas banales.
“Y… está haciendo frío, ¿no?”
3. Disfrutas arreglarte.
Te tomas el tiempo necesario para bañarte y arreglarte sin importar cuan tarde vayas.
4. Trabajas mejor bajo presión.
Cuentas los minutos exactos a tu favor para terminar un trabajo.
5. Conocer las rutas más cortas.
Has llegado tarde tantas veces que ya te sabes todos los atajos para llegar rápido.
6. Convertirte en el maestro de las excusas.
No decimos que poner excusas, pero ya te las sabes todas y logras salirte con la tuya.
7. Ser multitasking.
Te lavas los dientes, te vistes, ves las noticias y pones tu comida en la mochila. ¡TODO AL MISMO TIEMPO!
8. Encontrar soluciones en tiempo récord.
Solucionas todo en un parpadeo y con el mínimo esfuerzo.
9. Descansar más.
La frase “5 minutos más…” fue inventada para ti.
10. Tener la atención cuando llegas a tiempo.
¡Todo el mundo queda sorprendido y te felicita cuando llegas temprano!
