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Una de las promesas del streaming, con plataformas como Spotify, era que se llevarían nuestras culpas por “no apoyar a nuestros artistas favoritos”. Pues la panacea para la piratería, parece haberse convertido en un arma de doble filo. Según investigaciones del Financial Times, mientras que los servicios de música en línea subieron en uso 50% en 2014, las ventas de discos vieron una caída de nueve por ciento y las de canciones digitales un 12%. Curiosamente, los vinilos tuvieron un buen año: sus ventas subieron en 50%.

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En Reino Unido, la Industria Fonográfica Británica, reportó 32.6 millones de ventas de discos digitales en 2013, el número cayó a 30 millones en 2014; mientras que las suscripciones a servicios de streaming subieron en un 60 por ciento. Para 2015, la guerra de los servicios de streaming será una realidad con gigantes como Google y Apple entrándole al negocio. No es la primera vez que una nueva forma de distribución parece amenazar el negocio de la música, incluso la radio fue temida en su momento. Tal vez nos encontremos en una etapa de prueba y error donde todavía no se ha encontrado el modelo económico adecuado para que el streaming sea una fuente de ingreso justo para los artitas.

Vía: Tonedeaf