Las fiestas infantiles pueden ser demasiada presión sobre un niño. Tus papás te arrastran de un lado a otro pidiéndote que sonrías, seas bueno y des gracias a media humanidad cuando lo único que quieres es abrir esos regalos que esperan en una mesa (jaja son calcetines). Y después del extraño ritual de golpear una representación de alguna de las cosas que más te gustan en el mundo hasta que se rompa (también conocida como piñata), llega el momento del pastel y por supuesto -al menos en México- de la famosa “mordida”. A este niño no le pareció una buena idea y sus emociones llegaron al límite. Después de eso, simplemente se acabó la fiesta.

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¿Cuál es tu peor trauma de una fiesta infantil?

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