Cuando la gente me pregunta “¿Por qué no has tenido novio?”, en verdad no entiendo su confusión. ¿Será que yo soy la rara o son ellos los que no entienden? Estás son las confesiones que nadie sabe sobre eso.

Por qué debes cortar con esa persona aunque la ames mucho

Estas son las confesiones de una chica que nunca ha tenido novio:

No entiendo por qué la presión

¿Será mi edad? ¿Qué es lo que la sociedad ve que está tan mal de no tener novio? Sí, entiendo que enamorarse y tener una relación es parte esencial de la vida de todos (y espero experimentarlo algún día) pero no son carreras, ¿o sí? ¿Por qué tengo que cumplir una cierta expectativa sólo porque la sociedad dice que debe ser así? No lo entiendo y no lo entenderé.

No es que no quiera una relación…

No estoy negada a la idea de tener novio pero no quiero “hacerlo sólo por hacerlo”. Claro que quiero tener la experiencia de caminar con alguien de la mano y decirle que lo quiero, pero sólo lo haré cuando esté verdaderamente convencida. Será algún día pero mientras tanto no me voy a presionar.

A veces creo que yo soy el problema

¿Seré demasiado exigente? Tal vez sí. Pero, ¿quién dice que es malo tener estándares altos? Prefiero saber lo que quiero de una pareja y esperar que eso sea lo que me dé, a conformarme con alguien que no sea lo que espero. Por el otro lado, estoy dispuesta a dar todo de mí, ¿por qué no pediría lo mismo?

Pero la realidad es que estar sola me encanta

No tengo problema con ser soltera y sinceramente estoy de lo más cómoda y acostumbrada. Soy independiente, puedo resolver las cosas por mí misma y ¡me encanta! Ser soltera me ha dado la oportunidad de conocerme a fondo, experimentar cosas increíbles (que probablemente no habría podido vivir estando en una relación) y crecer como persona. Estoy enamorada de mi soledad y no me da pena decirlo.

Y se que cuando llegue la persona indicada, las cosas cambiarán.

Estoy 100% convencida de que en el momento en el que llegue “esa persona”, mi actitud y perspectiva cambiarán completamente. Espero ese momento en el que alguien me voltee de cabeza y me enamore perdidamente y sé que llegará pero, mientras tanto, seguiré siendo la chica que nunca ha tenido novio y no me importa lo que digan los demás.