En 2001, la University of Leicester hizo un estudio para determinar el efecto de la música rápida y lenta sobre diferentes grupos de vacas. Las vacas que escuchaban música rápida no sufrieron cambios en su producción de leche, pero aquellas que escucharon canciones lentas incrementaron su producción en un 3%.
Así que ya saben señores del campo, de ahora en adelante solo “tranquilitas” en la granja:
Vía Neatorama