Para entender AM, es necesario dar un rápido repaso a la carrera de los Arctic Monkeys, o más bien, recordar el momento en que cambió su carrera. En el ya lejano 2006 el cuarteto de Sheffield debutó con un disco que marcó a una generación. Una colección de canciones frenéticas, llenas de humor y lujo de detalle sobre la sociedad británica. Eran adolescentes que no sólo contaban un retrato perfecto del lugar del que provenían, también mostraban la esencia de la juventud misma, razón por la que en cuestión de meses se convirtieron en estrellas internacionales.

Su siguiente disco corrió con la misma suerte, había cierta evolución pero en el fondo seguían siendo los mismos, si a caso un tanto más furiosos. Después de eso algo cambió. La banda creció y viajó al otro lado del mundo para redescubrirse bajo la guía de Josh Homme. El resultado fue el muy controversial y un tanto menospreciado Humbug. La música era mucho más tranquila, sus referencias británicas se habían diluido y en general el sonido había cambiado drásticamente. Muchos lo llamaron el principio del fin, cuando en realidad sólo era el inicio de un nuevo camino, uno que los llevó a AM.

¿Han visto alguna entrevista de la banda en sus inicios? Eran unos adolescentes tímidos y claramente inseguros (algo perfectamente entendible ya que en menos de un año se convirtieron en una sensación internacional). En pleno 2013 la banda ha dejado atrás todas esas inseguridades, ya no hay timidez en la vida del cuarteto de Sheffield. Ahora suenan seguros de sí mismos y sin limites. Esa es la principal cualidad de AM, el álbum en que finalmente lograron encontrar el balance perfecto, el verdadero sonido de los Arctic Monkeys. En AM podemos encontrar el humor y melodías de sus primeros dos discos, la ambiciosa experimentación de Humbug y el toque pesado de algunos sencillos de Suck It and See. Cada álbum anterior los llevó a su mejor momento como banda y AM es el retrato perfecto de ese momento.

El disco fue escrito y parcialmente inspirado en Los Ángeles (la nueva casa de la banda), así que no debe sorprender que en gran parte esté influenciado en el rock clásico y hiphop, dos de los pilares musicales de la ciudad californiana. Los tres sencillos del álbum, que curiosamente son preguntas, son un gran resumen de todo lo que sucede en el álbum. “Do I Wanna Know?” es el balance perfecto entre las influencias antes mencionadas: El beat de hiphop, los coros de R&B en el fondo y el poderoso riff. “R U Mine?” Es el lado rudo del álbum, una poderosa canción que bien podría ser la más pesada en el catálogo de la banda. Finalmente “Why’d You Only Call Me When You’re High?”, muestra el lado divertido de la banda y a la vez sirve como escaparate de la fuerte influencia del R&B que tanto mencionaron en las entrevistas previas. El falsete de Matt Helders y Nick O’Malley es algo que no sonaría fuera de lugar en un disco de R. Kelly. Además de lo ya mencionado, el álbum muestra toda una gama de géneros que básicamente recopilan los últimos sesenta años de la música popular.

“Arabella” empieza lento pero termina convirtiéndose en un poderoso himno de hard rock que le debe mucho a “War Pigs” de Black Sabbath, “One for the Road” se encuentra a unos pasos de ser un clásico de R&B, mientras que “Mad Sounds” es una romántica canción que en medio de ooh-la-las recuerda a los días dorados de Lou Reed. Lo increíble del disco es que todas esas influencias suenan como una unidad, nada desentona, a pesar de la variedad de sonidos. El grupo logró tomar cada uno de sus ídolos, extraer lo mejor y filtrarlo con su propio sonido para crear su disco más diverso hasta la fecha.

Las letras, como siempre en un disco de Arctic Monkeys, son un punto muy importante en AM. Desde referencias ocultas a The Beatles (“Arabella’s got some interstellar gator skin boots and a Helter Skelter ‘round her little finger and I ride it endlessly”) y The Rolling Stones (“Leave me listening to The Stones, 2000 Light Years From Home”) hasta metáforas comparando a cierta mujer con el cosmos (“It’s an exploration, she’s made of outer space and her lips are like the galaxy’s edge, and her kiss the color of a constellation falling into place”). AM tiene algunos de los mejores momentos líricos de Alex Turner y cada canción debe ser escuchada una y otra vez con detalle para verdaderamente disfrutar cada palabra y frase. Como ha pasado antes, una buena parte de las canciones tratan sobre romance y la relación de Turner con las mujeres, sin embargo AM muestra a la banda abordando nuevos temas: Sexo y drogas. Pero no son tratados de una forma obvia y ridícula, en lugar de eso, todo aparece escondido con elegantes metáforas y complejos juegos de palabras (“I’m sorry to interrupt, it’s just I’m constantly on the cusp of trying to kiss you” o “When you walked around your house wearing my sky blue Lacoste and your knee socks”), con una proeza que haría sentir orgulloso a Jarvis Cocker.

AM es un viaje sonoro con mil posibilidades, docenas de influencias y lleno de movimientos atrevidos, por lo que en cualquier momento pudo ser un caos. Un proyecto así de ambicioso (aunque esté disfrazado de canciones pop de tres minutos y medio) tenía todo para fallar. Era fácil que las letras se perdieran entre lo sexy y el mal gusto, que los falsetes a lo largo del álbum sonaran ridículos y que su combinación de hiphop, rock y R&B acabara sonando como otro mal intento de unir esos géneros (véase una buena parte de la discografía de Kid Rock como ejemplo de lo caótico que puede sonar esa combinación). Pudo salir mal, pero no fue así, todo quedó en el balance perfecto. Encontraron la medida exacta en todos los aspectos del álbum.

La razón detrás del triunfo es simple, los Arctic Monkeys descubrieron esa confianza que les faltaba desde el día uno, su nuevo look cool y su nueva seguridad sobre el escenario son consecuencias de esa confianza. Aquí no hay una banda complaciente o insegura, en lugar de eso hay un cuarteto que tiene el mismo talento que el día que los conocimos, pero que ahora emana seguridad. El camino recorrido los llevó a este momento, a ser la banda más importante de su generación, a ser un grupo que pasará a la historia y a ser la banda que muchos sabíamos que estaban destinados a ser. En ese sentido AM es el disco más importante de su carrera. Es el clímax de sus primeros diez años de vida, es el resumen de una evolución (musical y personal) verdaderamente admirable y para siempre será recordado como el disco en el que los Arctic Monkeys finalmente se encontraron a sí mismos.