La portada del nuevo álbum de Miles Kane muestra al inglés frente a un carnicería en el mercado de Liverpool, ciudad en la que Kane creció. Pero no es una carnicería cualquiera, es de su mamá, heredada de su abuela y en la misma foto se alcanza a ver la madre de Kane trabajando en la carnicería. Eso junto con el título del álbum y el video del primer sencillo dejan entrever las intenciones de Miles con este disco.

‘Don’t Forget Who You Are’ es el título del álbum, que en realidad tiene un doble significado. Por un lado es una carta de amor al Reino Unido, un disco en el que retoma todo, desde sus influencias musicales hasta los lugares que lo vieron crecer, con cariño y cierto patriotismo que lo hacen sonar como el acto más británico desde los años del britpop. Por otro lado es una declaración de Miles ante todo el planeta, es el disco con el que se quiere presentar al mundo.

El solista no es un extraño en la industria, comenzó tocando en The Little Flames, se fue con The Rascals, más tarde se unió a The Last Shadow Puppets y finalmente en 2011 se lanzó como solista. El problema de su debut es que no se sentía ni sonaba del todo como un proyecto solista. Alex Turner, compañero de banda en The Last Shadow Puppets, ayudó a componer la mitad del álbum entonces de alguna forma no se pudo librar de la sombra de su banda anterior. No iba a dejar que eso sucediera otra vez.

Miles se puso a trabajar, solicitó la ayuda de Ian Broudie de The Lightning Seeds y la de Paul Weller de The Jam y comenzó a crear su primer disco fuera de las sombras de sus otros proyectos. ¿El resultado? Un álbum que recopila cincuenta años de historia del rock británico. Desde el revival de la guitarra de principios de los dosmil hasta el glam setentero de actos como Bowie. Todos los géneros tienen lugar dentro de las canciones de Miles. “Better Than That”, una de las primeras canciones del álbum podría haber sonado al lado de los éxitos de T. Rex y no se hubiera sentido fuera de lugar. “Out of Control” recuerda al pop sesentero, mientras que “What Condition I Am In?” claramente tiene una fuerte influencia de bandas como The Jam y toda la camada del mod revival de finales de los setenta.

Son grandes tributos a la historia del rock británico, pero el principal problema del álbum es que en muchas canciones Miles Kane todavía parece contenido y nervioso de ser el centro de atención. Canciones como “Bombshells” y la abridora “Taking Over” tiene gran potencial de ser éxitos, comienzan bien, pero por esa inseguridad no terminan de explotar y convertirse en los himnos generacionales que podrían ser. El principal problema de esas canciones que hacen que Miles caiga en un sonido genérico. Miles utiliza géneros que hemos escuchado hasta el cansancio y en los momentos que no se arriesga todo termina sonando como uno del montón.

Afortunadamente la mayor parte del disco se salva de caer en eso, “Don’t Forget Who You Are” es una de sus mejores canciones y una que está lista para sonar en arenas de todos el mundo. “Fire in My Heart” es una alegre balada que muestra que no todo son guitarrazos en la carrera de Miles y “You’re Gonna Get It” y “Give Up” tienen un actitud determinada e intimidante que prueba que Miles debería ser una estrella internacional.

‘Don’t Forget Whou You Are’ cumple su cometido, nos recuerda todas las maravillas musicales del Reino Unido y también nos muestra todo sobre Miles Kante. Tanto su lado seguro listo para ser estrella de rock, como su lado todavía temeroso de brillar en solitario. Si llega el día en que Miles supere ese temor se convertirá en uno de los íconos de su generación.