El fin de semana pasado tuvo su estreno Calle Cloverfield 10, una de nuestras películas de terror más anticipadas del año, y claro que la fuimos a ver. Desde que J.J. Abrams nos dejó encantados con el primer trailer, ya teníamos la premonición de que esta cinta iba a superar todas las expectativas que acompañan a una secuela. Y cuando salimos del cine, para sorpresa de nadie, quedamos fascinados. Calle Cloverfield 10 termina barriendo el piso con la película original. Veamos por qué:

10 puntos para explicar porqué ‘Calle Cloverfield 10’ es 10 veces mejor que ‘Cloverfield’

1. Mary Elizabeth Winstead. Uno de los grandes aciertos de J.J. Abrams fue el de reclutar a nuestra querida Ramona Flowers en el rol protagónico de Michelle. Aunque Winstead no sea la actriz/supermodelo al estilo de Scarlett Johansson o Jennifer Lawrence, ella goza de una presencia más real que la vuelve aún más atractiva. Resulta fácil simpatizar con un personaje que sabe expresar toda la ansiedad de la situación en su rostro.

I give the movie a "pretty good." Goodman does a great job with his role. Winstead's really great too.

2. ¡Actores de verdad! No queremos restarle ningún mérito a Lizzy Caplan, pero una película de terror gana puntos cuando cuenta con un elenco que aborda el material con seriedad. Si se trata de un personaje con matices, capaz de esconder un lado siniestro detrás de una fachada un tanto excéntrica pero amistosa, entonces lo mejor es recurrir a un veterano como John Goodman. Su peculiar acento de granjero sureño vaya que nos sacaba de quicio. Y John Gallagher Jr. como el redneck ignorante pero bien intencionado no lo hizo nada mal.

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3. ¡Hay un argumento! Cuando tienes a tus personajes corriendo por sus vidas por dos horas, pues no necesitas una trama en realidad. En cambio, si tienes a tres sujetos encerrados en un búnker, el guión te exige un argumento si quieres mantener entretenido a tu público. Por tal motivo, el director Dan Trachtenberg tuvo que hacernos creer que Howard (el personaje de John Goodman) era una amenaza todavía más aterradora que el peligro que habitaba en el mundo exterior. Y lo logra.

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4. Los personajes no son totalmente planos. Cloverfield tenía a un grupo de morros que no decían mucho para distinguirse entre sí, y lo cual se vale. En una película de terror no es obligatorio tener personajes complicados para avanzar la trama. Sin embargo, al tener un argumento con sólo tres personajes, pues no había de otra más que darle a los personajes atributos que más bien corresponden a un drama. Por ejemplo, no nos cuesta trabajo ver a Howard como un tipo que hace un esfuerzo por convivir con sus invitados, a pesar de los demonios de su pasado. La película no es perfecta en este sentido, pero no se queda corta en su esfuerzo por ofrecer algo más que sustos y peripecias.

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5. No sales del cine todo mareado. Podemos entender que el gimmick principal del Cloverfield era la cámara con el punto de vista de primera persona. Una vez que empieza el ataque del monstruo, los primeros minutos son bastante divertidos ya que logra poner al espectador en medio de toda la acción. Pero después de 20 o 30 minutos (según tu nivel de tolerancia), el ángulo personal empieza a marearte, y al poco tiempo ya estás sintiendo nauseas. ¡Nop! Fue un experimento interesante, pero en la secuela apreciamos mucho el hecho de que el camarógrafo no sea otro actor en la peli.

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6. Tampoco terminas harto de ver las espaldas de los actores. Ah esa es otra de la peli original. De tanto ver la nuca de los actores huyendo de las patas de un monstruo gigante uno se cansa. Por un momento pensamos que estábamos jugando Resident Evil. Otro detalle que terminó por irritarnos: andar escuchando los gritos de “OHMYGOD!” cada 15 segundos. En serio…

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7. Pero vaya, los fans de monstruos no van a salir decepcionados. A final de cuentas, la nueva película tiene Cloverfield en el título, y por lo tanto, algún eslabón tenía que existir entre las dos películas. Por supuesto, dicho eslabón es del tamaño de una casa y vuela por los aires. Pero qué crees, nos dio más miedo el Howard de John Goodman que el alienígena que nos preparó el equipo de efectos especiales.

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8. Le da un giro a la idea que tenemos de una secuela. Por algo esta película no se llama Cloverfield 2. La idea que tuvo Cloverfield hace ocho años nos fascinó por su originalidad; por lo tanto, si hubieran hecho lo mismo para la secuela, Abrams corría el riesgo de sacrificar esa originalidad por los beneficios de construir una franquicia. Al presentarnos una historia que se aleja casi por completo al gimmick del primer Cloverfield, Abrams puede seguir construyendo su saga, y al mismo tiempo, conservar el encanto original de la imagen de Cloverfield. ¿Cómo? Pues al presentar una secuela que no es secuela en realidad. Otra apuesta que está rindiendo sus frutos.

Secuela Cloverfield

Foto de Tinseltown.

9. De hecho, tenemos más ganas de ver una secuela propia de esta película que de la original. El final de 10 Cloverfield Lane terminó con esa posibilidad, aunque si nos dejan arrojar nuestras fichas en el tablero, vamos apostar que la tercera película en la saga no va a tener mucho que ver ni con la historia de las primeras dos, ni con el ángulo con el que presentaron la historia. No podemos esperar.

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10. Y por último, tiene un soundtrack pegajoso. “I think we’re alone now…”