Texto: Marisol Martínez.
El hombre, la mujer y la muxe.
“Incluso, en Oaxaca, existe una comunidad denominada ‘muxes’, y no solamente son valoradas dentro de su localidad, sino que poseen un estatus superior. Son veneradas por sus contribuciones a la sociedad”.
Urban (uno de mis mejores amigos, abiertamente homosexual) trataba de esbozar por primera vez en todos nuestros años de amistad la razón por la cuál era importante asistir a la Marcha del Orgullo LGBTTTIQA que se realiza anualmente en el corazón de la CDMX. Después de tocar distintos claroscuros (más oscuros) dentro de la sociedad en la que a ambos nos tocó desarrollarnos, un tema y otro nos llevaron a platicar sobre las muxes.
De acuerdo con el libro ‘I S T M O: Historia, tradiciones, mitos y leyendas‘, de Gonzalo Lara López, en la actualidad cerca del 6% de la población de Juchitán, uno de los pueblos enclavados en la región del Istmo de Tehuantepec son muxes, quienes no se etiquetan ni como travestis, ni como transexuales, sino que asumen un tercer género, que sí, tiene características preponderantemente femeninas.
Las muxes nacen siendo varones, pero asumen roles femeninos con los que hemos sido criados desde el principio de los tiempos en cualquiera de sus presentaciones: social, sexual, cultural o personal, y cuya figura posee un puesto bastante importante dentro del imaginario zapoteca.
La peculiaridad de esta comunidad es que no nacieron a través de las luchas contemporáneas que existen en torno a los derechos de los individuos con orientaciones sexuales e identidades diversas , sino que es un modo de vida que ha perdurado a través de generaciones, entonces, ¿Porqué la comunidad LGBTTTIQA+ sigue sufriendo tantas carencias ?
¿Porqué es tan importante la Marcha del Orgullo LGBTTTIQA+?
Por los crímenes de odio y la doble moral mexicana.
De acuerdo a información recabada por la Comisión Ciudadana contra los Crímenes de Odio por Homofobia (CCCOH), México ocupa el segundo lugar en crímenes de odio por identidades u orientaciones sexuales distintas a las heteronormativas, sólo por debajo de Brasil.
Durante los últimos dos años se registraron 202 asesinatos en contra de personas de la comunidad LGBTTTIQA+ (o que por lo menos, parecían pertenecer) de los cuales, 108 fueron contra mujeres trans (travestis, transgénero y transexuales), 93 a hombres gays u homosexuales, y uno relativo a mujeres lesbianas.
En un país tan intrínsecamente machista, homofóbico y doble moral, decimos estar a favor de los derechos fundamentales que la comunidad debería de poseer (por el solo hecho de ser personas) pero al mismo tiempo, según encuestas de Parametría, seis de cada diez mexicanos están en contra del matrimonio igualitario y siete de cada diez rechazan la adopción de niños por parte de parejas del mismo sexo.
Por la falta de educación sexual y la estigmatización contra la comunidad LGBTTTIQA+.
Hasta ahora, sabemos que el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) fue transmitido de simios a humanos en el primer tercio del siglo XX, aunque la pandemia del sida comenzó oficialmente en 1981 cuando se le otorgó el mote de inmunodeficiencia asociada a la homosexualidad al detectarse el virus por primera vez en pacientes homosexuales en el sur de California y Nueva York.
Los individuos cuyas orientaciones sexuales no encajan en el molde ‘regular’ frecuentemente son tildados de promiscuos o drogadictos, y México no es la excepción. De acuerdo al reciente informe del Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH y el Sida (Censida), durante el primer semestre de 2017, México registró 3, 260 diagnósticos de VIH y 2, 338 de Sida, con lo que suman un total nacional de 144 mil casos
En México, hablar sobre la sexualidad, incluso, en el mismo núcleo familiar es considerado como inmoral, ofensivo, casi satánico, y es justamente ahí donde se inicia una cadena de desinformación en materia sexual que expone a un gran número de jóvenes que ahora, ya no le tiene miedo al contagio.
¿Qué ha hecho el gobierno de nuestro país en cuanto a educación sexual?
Nada. No se ha hecho ninguna modificación en el modelo educativo desde hace 30 años.
Actualmente, la Reforma Educativa no contempla ningún cambio en materia de educación sexual, pues ni a este sexenio, ni a los 4 anteriores les ha importado robustecer la información que recibimos desde chicos.
Entonces, ¿Qué tanto celebramos?
Como cada año, las arterias principales de la bestial CDMX se pintan de mil colores, carros alegóricos y una fiesta monumental que en sus recovecos, esconde bajo pesadas capas de glitter y purpurina la lucha de cientos de activistas que han dado su vida para que hoy, parejas que se identifican fuera de la heteronormatividad puedan elegir a quién amar, puedan caminar por la calle tomados de la mano, puedan casarse y celebrar la alegría de estar vivos, de permanecer juntos.
Con el puño en alto, celebramos todas esas diferencias que nos convierten en una comunidad, plural, enriquecida, y al mismo tiempo, luchamos por librarnos de la segregación (incluso, dentro del mismo núcleo LGBTTTIQA+) , para que las comunidades marginadas de indigenas homosexuales tengan derecho a información y servicios básicos, para que las hermanas trans sean reconocidas como tal frente al gobierno y la sociedad, para que nuestro sistema judicial y los servicios estatales cesen la discriminación en contra de la comunidad, para que eduquemos a nuestros niños desde el amor y respeto.
Una vez más, salimos a celebrar el poder del amor y la libertad, sin importar el formato en el que se nos presente.