Suena divertido, y seguramente el título de esta nota te sacó una sonrisa, pero te invitamos a que imaginaras a tu padre, madre o hasta alguno de tus abuelos sufriendo de severos ataques de ansiedad tras 9 años (sí, 9 largos y frustrantes años) en los que, de manera aleatoria (sin día u hora definida), repartidores se aparecieran frente a sus puertas con grandes órdenes de comida que no pidieron y una gigantesca cuenta por pagar.

Esto es lo que le está sucediendo a Jean Van Landeghem, un hombre de Bélgica de 65 años que desde sus 56 ha recibido largas órdenes de pizza y restaurantes cercanos que constantemente le llevan pedidos que él no solicitó, según reporta el tabloide The Independent.

Lo más difícil de la situación de Van Landeghem es que estos pedidos se los cobran lo repartidores, o al menos intentan cobrar. De hecho, algunos repartidores han llegado hasta a agredirlo verbalmente, pues se le acusa de estar senil y de hacer a los restaurantes preparar comida que luego él mismo olvida que pidió.

Por ello, Van Landeghem se acercó a un medio local de Bélgica para explicarles su horrible situación y así ayudarlo a visualizar lo que sucede, pues lo que comenzó como una broma, ahora es un traumático y doloroso proceso de ansiedad que lo hace cuestionarse quien le hace estos pedidos, si se trata de un amigo o de un enemigo.

De hecho, el propio Van Landeghem se ha llegado a preguntar si lo quieren envenenar, o solo molestar. ¿Es una broma enferma? ¿Es alguien que le tiene mucho resentimiento? ¿Es algún mensaje que no ha podido descifrar?

Como dijimos, estas son algunas preguntas que Van Landeghem se hace cada vez que escucha una motocicleta acercarse a su casa. ¿Lo puedes imaginar?