Finalmente, la ciencia ha llegado con evidencia de que no debemos ser personas ordenadas para sentirnos bien con nosotros mismos. Es decir, durante años, siempre nos han educado a no tener el escritorio tirado, lleno de papeles, comida y utensilios que a veces ni siquiera ocupamos.

Siempre nos han dicho que esto “está mal visto” e incluso habla de nuestra educación como personas civilizadas. Esto ya lo empezaron a cuestionar diversos investigadores, y ahora ha llamado la atención un libro publicado por Eric Abrahamson, titulado A Perfect Mess: The Hidden Benefits of Disorder. Este libro incluye distintos estudios relacionados con el desorden y explica conceptos bastante interesante sobre esta conducta. Y aquí es donde necesitas leer con atención: las personas desordenadas pueden ser genios en el fondo.

La lógica de esto es muy simple, y tiene distintos enfoques. Para empezar, una persona desordenada sabe que no vale la pena invertir tiempo acomodando un escritorio o una recámara. Además de decir, “para qué arreglar si se va a volver a desordenar”, las personas desordenadas saben que invertir tiempo ordenando el caos no representa una ganancia tangible. Y este pensamiento práctico es común en las personas con mayor inteligencia.

Ahora, visto desde otro enfoque, Las personas desordenadas se enfrentan al reto de buscar cosas en medio de un entorno desastroso, lo cual incrementa sus habilidades para resolver problemas en entornos poco convencionales. Esta idea la sustenta con un estudio en el cual el autor encontró que las personas ordenadas tardan más tiempo en encontrar cualquier objeto en su escritorio, que las personas desordenadas, las cuales pueden acelerar su cerebro como cuando alguien intenta revolver un cubo de Rubik.

Entonces, ¿eres un genio?

Vía Greatist.