David Oranchak, Jarl Van Eycke y Sam Blake son las mentes detrás de la ecuación que descifró uno de los códigos más complejos en la obscura historia de asesinatos en serie de los Estados Unidos.

El infame “Asesino del Zodiaco”, fue un asesino en serio que aterrorizó al norte de california a finales de los 60 y principio de los 70. ¿La razón de su popularidad? Tras cometer una serie de 5 asesinatos conocidos, el también conocido simplemente como “El Zodiaco”, enviaba cartas a la policía con mensajes cifrados presumiendo sus asesinatos y comentando un poco acerca de sus posibles siguientes víctimas.

Hoy, después de 51 años de intentar descifrar uno de sus códigos más complejos, tres fanáticos de distintas localidades alrededor del mundo (EE.UU., Bélgica y Australia) se unieron para después de años y años y de trabajar el mensaje cifrado que el Zodiaco envió hace tanto tiempo al San Francisco Chronicle por diversión, lograr comunicar lo que este decía:

Espero que se estén divirtiendo montones al intentar atraparme. Ese no era yo en el programa de televisión [“The Jim Dunbar Show”]. No le tengo miedo a la cámara de gas porque me enviará al paraízo antes.

Como ahora tengo suficientes esclavos que trabajan para mí donde todos los demás no tienen nada cuando lleguen al paraízo así que le tienen miedo a la muerte.

Yo no tengo miedo porque sé que mi nueva vida será fácil en una muerte de paraízo“.

Los errores ortográficos fueron apropósito y la referencia al show se trata de una persona que, con la intención de obtener fama momentánea, decidió asegurar que él era “El Zodiaco”, para eventualmente terminar siendo desmentido.

Aún existen algunos casos abiertos entorno a ciertos asesinatos que se creen que el Zodiaco cometió. Sin embargo, así como en muchos otros, las comisarías carecen de pruebas para adjudicárselos pese a que él mismo en algún momento comentó que en total había otros 32 asesinatos de los que la policía ni siquiera tenía la menor idea (pero que David Fincher sí menciona en su exitosa película basada en este caso).

¿Algún día descifrarán su verdadera identidad?