No es novedad que en las grandes ciudades siempre nos estemos quejando de los servicios de telefonía móvil, esos imperios que nos sangran la cartera cada mes, y en muchas ocasiones sus servicios son de baja calidad. Pero aquí seguimos, sin hacer nada al respecto.

Lo que deberíamos hacer es seguir el ejemplo de las ya 16 comunidades rurales de México que han instalado sus propias redes de telefonía comunitaria, desafiando así a las grandes empresas.

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¿Por qué es posible esto? De entrada, estas comunidades tienen el camino libre debido a que las grandes compañías no encuentran rentable llevar su tecnología hasta estas regiones, generalmente muy apartadas de las principales ciudades del país. Sin embargo, los tiempos han cambiado y la tecnología está al alcance de todos.

Ahora, estas comunidades han colocado sus propias antenas de telecomunicaciones para proveer de telefonía móvil para sus habitantes. El primer pueblo en lograr esto fue el de Villa Tale de Castro, en Oaxaca. Hoy, quince más de estos pueblos han optado por instalar su propia red para teléfonos celulares, lo cual resulta en pueblos pequeños mejor comunicados, incluso a menos costo de lo que pagamos en las grandes ciudades.

Solo tomando el caso de Villa Tale de Castro, aquí sus habitantes pagan una cuota mensual de $40 pesos lo cual les da derecho a realizar llamadas locales, mientras que el minuto para llamar a cualquier teléfono móvil cuesta $0.82 centavos. Esto es mucho menor a los $3 pesos que cobran otras empresas.

Estos ejemplos deberían ser considerados para implementar en más regiones aisladas de México, para que todos puedan obtener los beneficios de estar siempre conectados y comunicados.

Vía Sin Embargo.