Si ya de por sí antes era complicado conseguir boletos para eventos de alta demanda, la era post pandémica sólo vino a agravar la situación: De acuerdo a información del INEGI (vía Milenio), la inflación de servicios culturales como conciertos, diversiones y espectáculos deportivos ha sido de 7.26 % anual hasta el mes de junio y alcanzó un aumento de 9.11 % en marzo de este año.

Sin embargo, a lo anterior hay que sumarle una práctica ilegal conocida por todos, aparentemente fomentada por las mismas empresas organizadoras, y que no parece se regulará pronto gracias a las enormes ganancias que deja a todos los involucrados: la reventa de boletos.

La reventa es una práctica bien conocida entre los mexicanos, pero con la llegada de la tecnología y la disposición de boletaje electrónico, la reventa se ha vuelto mucho más descarada y fácil para los perpetradores, dejando a los compradores sin muchas opciones.

Algunos revendedores, los más “tradicionales”, siguen infiltrando a grandes grupos de personas en taquillas a través de la intimidación.

En los eventos más demandados siempre pasa lo mismo. Llegan grupos de personas y se meten intimidando. La compañía nos envía a nosotros como seguridad pero nosotros no somos ni policías ni nada, sólo empleados. Yo ya no les digo nada porque una vez casi me golpean y no voy a ponerme en riesgo por algo que la compañía sabe y no le importa porque ni siquiera mandan patrullas”– confío un empleado de Ticketmaster a Milenio.

Y aunque algunos revendedores continúan yendo desvergonzadamente a adquirir boletos en los puntos de venta oficial, lo de hoy es utilizar bots para conseguir el mayor número de entradas en las infames filas virtuales de Ticketmaster, así lo asegura Milenio.

“De acuerdo con Daniel Silva, oficial de la Policía Cibernética de la CDMX, los bots se usan para crear computadoras virtuales con las que pueden formarse en las filas virtuales y comprar más boletos de los que puede comprar una persona normal”.

Vía Milenio.