Cuando entras a tu cuarta década de vida (sí, cuando cumples 30 es la cuarta), muchas cosas cambian. Desde tus gustos, tus amigos, tus hobbies y actividades, no es lo mismo tener 20 a tener 30. Sin embargo, hay una cosa cuya diferencia es descomunal: la cruda. Cuando tienes 20, la cruda es un mito: algo de lo que has escuchado hablar pero nunca has vivido en carne propia. Para los 30, la cruda es un incómodo visitante semanal al que le encanta venir a arruinar tus planes de fin de semana. Sí, ya nada es lo mismo y seguramente lo sabes (o lo temes). Acá abajo te enseñamos las diferencias de tener cruda a los 20 y cruda a los 30.
8 Letras de canciones que simplemente no tienen sentido
Así es la cruda a los 20 vs la cruda a los 30:
1. La mañana siguiente
A los 20: fresco como lechuga.
A los 30: ¡¿qué hice?!
2. El asco
A los 20: todo bien, ¿cuál asco?
A los 30: ganas de vomitar nivel exorcista.
3. El dolor de cabeza
A los 20: pues un poquito pero con un par de pastillas se quita.
A los 30: un elefante está sentado sobre mi cabeza, lo juro.
4. La comida
A los 20: quiero unas garnachas e ir a McDonald’s después por favor.
A los 30: no quiero comer en cinco años.
5. La luz
A los 20: salir al mundo real no es ideal pero ni modo, con otra chela se me quita.
A los 30: ¡Nooooo! ¡Me derrito!
6. La cantidad de alcohol necesaria
A los 20: no se cuanto tomé, ¿como 15?
A los 30: fueron cuatro drinks y me siento de la fregada, ¿qué me está pasando?
7. La duración
A los 20: un par de horas, para la tarde ya estaré listo para lo que sea.
A los 30: dos días si bien me va. ¡Maldita sea!