El protagonista de la nueva serie de Netflix, La Serpiente, es quizás uno de los hombres más peligrosos que existan en la actualidad. Para la gente de cierta generación, Charles Sobhraj era un nombre que evocaba fascinación y miedo por igual. Sobhraj es un asesino en serie convicto que se cree que ha asesinado al menos a 12 personas, y conseguido eludir su detención en varios países.

Aunque los sucesos de La Serpiente puedan parecer irreales, en realidad son verídicos hasta casi el último detalle truculento. Entre principios de los años 60 y la mayor parte de los 70, Sobhraj sembró el terror en los corazones de la gente de toda Asia.

¿Quién es Charles Sobhraj?

Nacido en Saigón, Vietnam, de madre vietnamita y padre indio, Charles Sobhraj llevó una vida nómada. Tras la separación de sus padres, la madre de Sobhraj se casó con un teniente del ejército francés destinado en Saigón. Por ello, pasó sus primeros años viviendo entre Vietnam y Francia.

Su primer delito fue un pequeño robo que le valió una condena en prisión. Después de eso, no hubo vuelta atrás para él. Aprovechando los contactos de un voluntario de la prisión francesa de buena reputación al que impresionó; Sobhraj se dedicó al mundo del crimen en París. Tras realizar varias estafas, se casó con Chantal Compagnon, quien también era su compañera de fechorías.

Tras una condena de prisión en París, Sobhraj y Chantal viajaron por Europa del Este hasta llegar a la India, donde él se instaló en Bombay. Aquí tuvieron una hija, Usha, mientras él continuaba su carrera delictiva.

Su racha de suerte terminó cuando intentó robar una joyería en el elegante Hotel Ashoka de Nueva Delhi. Tras ser detenido, Sobhraj fingió estar enfermo y escapó de la cárcel, pero fue recapturado. Pagó la fianza y escapó a Kabul, donde empezó a robar a los turistas a lo largo de la Ruta de los Hippies. Para entonces, Chantal había decidido volver a París con su hija. Aunque la serie sugiere que ambos se reunieron hacia el final, no se sabe casi nada de Chantal y Usha en la vida real.

Giro asesino

Poco después, Sobhraj conoció a Marie-Andrée Leclerc, de nacionalidad canadiense, quien se dejó seducir por sus encantos e hizo la vista gorda ante sus crímenes, cada vez más atroces y brutales. A ellos se unió un indio llamado Ajay Chowdhury, del que Sobhraj se hizo amigo y lo convirtió en su mano derecha. Entre ellos, Leclerc, Sobhraj y Chowdhury; dirigían una máquina bien engrasada que consistía en drogar a los hippies y matarlos por sus pasaportes y objetos de valor.

La mayoría de sus asesinatos se cometieron en el sudeste asiático, pero fue en Tailandia donde establecieron su base. Sobhraj tenía como objetivo a los hippies de los países desarrollados y utilizaba sus pasaportes para entrar y salir de varios países de forma prácticamente inadvertida.

No fue hasta que el diplomático holandés Herman Knippenberg y su entonces esposa Angela Kane comenzaron a investigar la desaparición de algunos ciudadanos holandeses; que Sobhraj atrajo las miradas de la autoridad.

Todo fue tan fácil para Sobhraj. Los asesinatos, el engaño, todo. Se había salido con la suya durante tanto tiempo que se creía invencible. Personalmente, creo que pudo haber matado a muchos más. Dentro de su apartamento de Bangkok, encontramos una pila de pasaportes y permisos de conducir. Fácilmente podrían haber pertenecido a otros.

Herman Knippenberg.

¿Qué paso con Charles Sobhraj?

El 17 de febrero de 1997, Sobhraj, de 52 años, fue puesto en libertad de su encarcelamiento en la India con la mayoría de las órdenes de detención, las pruebas e incluso los testigos contra él perdidos desde hace tiempo. Sin ningún país al que extraditarlo, las autoridades indias le dejaron volver a Francia.

El 1 de septiembre de 2003, Sobhraj fue visto por un periodista de The Himalayan Times en un casino de Katmandú, Nepal; una de las pocas naciones en donde todavía podía ser arrestado por sus antiguos crímenes.

El periodista le siguió durante dos semanas y escribió un reportaje con fotografías. La policía nepalí vio la nota, hizo una redada en el casino, y detuvo a un Sobhraj inconsciente, quien seguía jugando allí. La policía nepalí reabrió un caso de doble asesinato de 1975 y consiguió que el 20 de agosto de 2004 el tribunal del distrito de Katmandú condenara a Sobhraj a cadena perpetua.

Hoy día, Charles Sobhraj continúa prisionero en una cárcel nepalí, con 77 años de edad, y en un pobre estado de salud.