Por: @rulobn

Ambicioso y bien logrado, así es como definiría al nuevo disco de Laura Marling que en 2013 la presenta como una de las artistas folk más propositivas. De la mano del productor Ethan John y de la chelista Ruth de Turberville, la cantautora inglesa trae a nuestros oídos un trabajo con la continuidad y fuerza necesaria para atraparnos a lo largo de distintos estados de ánimo. Once I was an Eagle, el sucesor a su disco A Creature I Don’t Know de 2011, es una historia completa que abarca los diferentes pasos del amor, la razón y la búsqueda de las mejores decisiones. Se trata de un disco conceptual que sin ser pretencioso, experimenta con diferentes estilos, mezclas de ritmos y puentes emocionantes.

Después de tres discos, la mano y mente de Marling se han perfeccionado y han llevado a sus composiciones a un nivel más profundo. Desde la primera canción, este nuevo disco es delicado y potente al mismo tiempo. La suave guitarra de “Take the Night Off”, el corte inicial, es un comienzo grandioso que sorprende y que a través de percusiones sutiles, crea pasajes emocionantes. Todo esto junto a la melancolía vocal de Marling, se fusiona con la siguiente canción “I Was an Eagle”, misma que continúa con una base similar y que alarga la melodía a través de las 16 canciones que conforman este estreno y que conviven entre sí.

Resulta interesante la forma en que a lo largo de las canciones, la cantante nacida en Hampshire, Inglaterra, pasa de un bloque melancólico y algunas veces alegre, a canciones como “Little Love Caster”, el inicio de un escenario mucho más oscuro que termina y encuentra su clímax en “Devil’s Resting Place”, un corte que antes del interludio, parte el disco en dos y da pauta a un estado de ánimo distinto. Si escuchan “Where Can I Go”, identificarán este cambio y las intenciones que Laura Marling tiene para sonar más fresca, más entusiasmada y más apegada al folk rock.

Las letras que nos narran el disco también evolucionan, pues pasan de la búsqueda del significado del amor y su paso por la lógica, hasta el miedo y la incertidumbre que llegan a la cabeza. En “Pray for Me”, parte de las canciones del último bloque, Marling cuestiona el nuevo enamoramiento y la lucha por defender el gusto por la soledad. “I cannot love, I want to be alone” es lo que la cantante expresa en una canción que continúa con la historia y la lleva hasta un final que pasa por “Love Be Brave”, una de las grandes canciones del disco y donde el amor vuelve con “In a world you can’t get lost in, I find my way to him”.

Esta narrativa y la conceptualización de un disco continuo en el que todas y cada una de las canciones están conectadas, hacen de Once I was an Eagle el primer trabajo en donde la música realmente comparte el ADN de las letras e historias de Laura Marling. Estamos frente a un disco que reinventa a su autora y que hasta el final, con el cierre a través de “Saves These Words”, logra crear momentos nostálgicos, alegres, sombríos, pero siempre emocionantes.