Con su segundo disco en solitario, Natalia Clavier hace parecer muy fácil el hecho de mezclar culturas y sonidos latinos. Sus influencias las desde pequeña absorbió en Buenos Aires, a través de su carrera al lado de Thievery Corporation y son la causa de lo que ahora escuchamos en Lumen. Este disco es un trabajo que resalta su maravillosa voz y muestra un juego musical que va desde el soul, el dub y los sonidos de los años sesenta, hasta el trip hop y la música electrónica de vanguardia. Con temas en inglés y español, la cantante y esposa del compositor Federico Aubele, recorre la música del mundo y la lleva a un nivel hipnotizante y sensual.

Producido por Adrián Quesada de Ocote Soul Sounds, Grupo Fantasma y Brownout, Lumen se presenta desde el inicio como un viaje por el sur y el norte de América Latina, pero con destellos de jazz clásico, de música jamaiquina y en algunos momentos, con influencias que vienen de los años noventas del Reino Unido. Son 12 canciones que en ningún momento se pierden en la nada y que recorren temas relacionados con el amor y desamor, los anhelos de la vida y la búsqueda de una vida con paso firme. Los ritmos groovy, las trompetas y el funk, se notan desde el inicio con canciones como “Every Time” y “Trouble”, donde la cantante juega entre la delicadeza y los ritmos cadenciosos, pero siempre manteniendo un tono dulce y agradable.

“El tren”, la primera canción en español que aparece en el disco, es el paso de Natalia Clavier por las baladas y las melodías ligeras, momentos que gradualmente evolucionan y llegan a canciones como “Adiós!” y “Cantata”, la primera una colaboración con The Echocentrics (banda de Adrián Quesada) que recibe más influencia del rock latinoamericano; y la segunda un acercamiento electrónico a la música el mundo donde colabora el DJ neoyorquino Alex Gimeno, mejor conocido como Ursula 1000. Esta diversidad de ritmos y la forma en que son presentados es un gran mérito de Lumen, pues a pesar de que las influencias de la cantante sudamericana nunca se esconden, encuentran un lugar adecuado a lo largo de las canciones.

Es curioso que “Lumen”, la canción que le da el nombre al disco, sea uno de los cortes que representan la influencia de la música británica en Natalia. El trip hop que claramente se escucha, no es algo que aparece de manera recurrente en el tracklist, pero forma parte del juego musical de la cantante y la forma en que el disco evoluciona sin tropiezos. Otro ejemplo es “Nada”, una canción que con la ayuda de Victor Axelrod, uno de los fundadores de Easy Star All-Star, se adentra en el mundo del dub y los ritmos caribeños. La influencia del jazz, por su parte, se hace más presente en el último bloque del disco con canciones como “Si amor llega” y más aún con “This Love”, ésta última una canción donde el ritmo lo mantiene una sutil y brillante batería.

Lumen en hipnotizante y adictivo, se trata de un trabajo fresco pero que también recorre generaciones musicales y distintas décadas. Es el disco con el que Natalia Clavier avanza y crece como una de las artistas latinoamericanas más sorprendentes.