Cuando uno de los actos que ha marcado la historia de la música decide sacar un nuevo álbum solamente tiene dos posibles resultados: gloria o fiasco. Daft Punk sabía que sin importar lo que hicieran, el mundo les daría una oportunidad; su mensaje sería escuchado. Random Access Memories es el disco por el que quieren ser recordados, un esfuerzo por salvar el valor del álbum de estudio, en el sentido más extenso de la palabra, una protesta contra el estado actual de la música.

Para hacer énfasis en lo aleatorio dentro del título, al parecer absolutamente nada del trabajo alrededor del disco fue dejado al azar. Random Access Memories tuvo una de las estrategias de marketing más ambiciosas dentro de la música de nuestros tiempos y fue tan bien guardado, que el mundo no escuchó ni una sola canción en versión completa, hasta que estuvo disponible el disco completo. Quizá “random” se refiera a cómo lograron que un grupo de músicos tan diverso se uniera en una misma voz, en cómo juntos crearon música de una época que muchos no conocieron directamente, recuerdos prestados que terminaron en tributos dignos a la época que Daft Punk busca rescatar.

En su afán por humanizarse y contagiar de este espíritu al resto del mundo, “Give Life Back to Music” fue la mejor elección para abrir la placa. Random Access Memories busca inyectar a la música con una fuerza que se ha perdido, con la magia del groove que no puede generarse componiendo sentado en la cama, en solitario con una laptop.

“Giorgio by Moroder”, el nombre lo dice todo, una leyenda viviente, pilar para la música electrónica narra su historia, mientras el dúo francés retrata en música sus vivencias y al mismo tiempo explaya todo lo que esa persona los inspiró a crear. Hacia el final de la canción el sonido es casi barroco, una batería poderosa es la única constante en un vórtice de instrumentos llevados al límite. Hicieron justicia a la figura de Moroder sin duda alguna.

Julian Casablancas, el único colaborador que no participó en los documentales previos al disco, sorprende con un cántico dulce que por momentos recuerda en una extraña manera a Fleetwood Mac. Cursi al borde del exceso. “Lose Yourself to Dance”, la otra colaboración con Pharrell Williams, es como una versión precaria de “Get Lucky”, pero aunque carezca de contenido, es prácticamente imposible escapar de su invitación a bailar intensamente con las manos en el aire.

“Touch” es otro homenaje a uno de los personajes que ha influenciado la carrera del dúo: Paul Williams. Además de su trabajo para The Muppets, Williams es recordado por estelarizar y componer el soundtrack de Phantom of the Paradise, una ópera glam, dirigida por Brian De Palma, cuya trama sirvió de base para Interstella 5555: The 5tory of the 5ecret 5tar 5ystem. La colaboración podría ser llevada directamente a los grandes escenarios de Broadway, la voz de Williams habla sobre la magia del contacto físico y su poder para mantenernos humanos.

“You’ve almost convinced me I’m real… I need something more”, cuando la colaboración de Paul deja la expectativa al máximo, irrumpe el sencillo más digerible del álbum: “Get Lucky”. La versión completa no dista mucho del radio edit que lanzaron a la venta como primer adelanto del material, solamente da más tiempo a Nile Rodgers para construir el poderoso groove de la pieza. Divertida, ágil y encajosa, no se necesitaba más, quizá es la única canción del álbum que podamos cantar de memoria en 5 años.

“Fragments of Time”, su trabajo con el viejo conocido Todd Edwards, es un deleite que captura la energía de la soleada California. Se escucha como los mejores recuerdos de un viejo que decidió retirarse con los pies en la arena, cobijado por las palmeras y revitalizado por la brisa del mar. Música para escapar a un paraíso, aunque sea mental.

Aunque Panda Bear, de Animal Collective, parecía ajeno al ver por primera vez la lista de colaboradores, su trabajo en “Doin’ It Right” es de lo más destacado en el LP. El eco de su voz, repetido una y otra vez, emula las atmósferas del Pet Sounds de The Beach Boys, contagia un sentimiento de bienestar casi mágico, como bien planearon los robots.

Random Access Memories cierra con maestría, junto a DJ Falcon, Daft Punk creó la canción que nos dejó aún más deseos de escuchar algo más parecido a sus trabajos anteriores. Aprovecharon material grabado de la NASA para emular cómo se escucharía entrar a máxima velocidad a la atmósfera. Un frenesí que hace que por momentos se olvide que este disco sí está hecho con instrumentos grabados, no con samples. Comparable con la épica de The Chemical Brothers, “Escape Velocity”, la única de todo el álbum que incluiría en una lista de lo mejor de Daft Punk.

Con todo lo bueno y lo poco memorable de Random Access Memories, algo hace falta para que alcance el estatus de Discovery o Homework. ¿Qué es eso que falta? Es difícil de saber cuando una nueva era para Daft Punk apenas comienza. Falta conocer todo el trabajo audiovisual, los remixes y quizá una gira, que podrían añadir otro nivel de profundidad al disco. El discurso de Thomas Bangalter y Guy-Manuel de Homem-Cristo es muy valioso para una nueva generación de músicos que probablemente no tenga que pisar un estudio formal en toda su vida, pero emocionalmente quedaron cortos. Los robots lucharon por hacerse humanos, pero dejaron una gran incógnita… ¿Qué tiene de increíble ser humano?