A medida que pasa el tiempo, nuestros hábitos en la peda van cambiando. Desde la cantidad de alcohol que consumimos, la calidad y qué tanto aguante tenemos, definitivamente la peda a los 20 no es igual que la peda a los 30. Si ya estás ahí, sabes de lo que estamos hablando y si no, al menos sabes qué puedes esperar. Checa la lista y ve si te identificas.
1. El dinero
Cuando tienes 20, llevas la mínima cantidad de dinero, compras los tragos más baratos (o promociones de 2×1) y esperas que tus cuates “te hagan paro”.
A los 30, estás dispuesto a pagar más por mejores tragos y no te da codo pagar cuentas de más de $500 pesos.
2. Obsesión por la fiesta
Cuando tienes 20, te deprimes si no sales un día.
Cuando tienes 30, te puedes quedar dormido un viernes o sábado sin problema. ¡Qué más da!
3. Los tragos
A los 20: Cerveza, ron, vodka, tequila, mezcal… ¡Dénmelos todos!
A los 30: un whisky etiqueta azul en las rocas por favor.
4. Los lugares a los que vas
A los 20 precopeas en casa de un amigo, de ahí a un bar, de ahí al antro, después al after y acabas en los tacos. ¡Mientras más lugares y gente mejor!
A los 30 te vas a casa de tu amigo a tomar unas copas. ¡Qué flojera eso de las cadenas y la gente!
5. Los shots
A los 20: ¡Shot, shot, shot, shot, shot!
A los 30: No hay manera, el alcohol se debe tomar con respeto y despacito.
6. La cantidad de días de fiesta
A los 20 puedes enfiestar miércoles, jueves, viernes y sábado.
A los 30 sales un día… Si bien te va.
7. La duración de la fiesta
A los 20 duras hasta las 9 de la mañana del día siguiente y puedes llegar en vivo a clase o al trabajo. ¡Qué más da!
A los 30 dan las dos y ya es hora de encerrarse porque sino no hay quien te levante al día siguiente.
8. La manera de tomar
A los 20 juegas con tus amigos a ver quién se pone más ebrio, desde Happy King o Beer Pong, el más borracho gana y lo sabes…
A los 30: ¿jugar para tomar? Ni que fuera universitario.
9. La cruda
A los 20: ¿Cruda? ¿Cuál cruda?
A los 30: días inmovilizado, sin ganas de comer, de ver la luz, de hablar con nadie… ¿Por qué a mí?