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via iMujer

Todos sabemos que cuando nos enojamos podemos perder el control de lo que hacemos y lo que decimos, ¿Cuántos de nosotros hemos dicho cosas de las cuales nos arrepentimos cuando se nos baja en enojo? La mayoría. Así funcionamos los humanos por naturaleza, cuando estamos enojados nos es más sencillo culpar y justificarnos a tener un pensamiento racional y tranquilo. Lo bueno es que hay maneras de solucionar esto y no tener esas peleas que nos arruinen nuestro día.

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Si se dan cuenta, la mayoría de nuestras peleas y disgustos empiezan por algo muy simple y, en ocasiones, algo tonto. Pero si esto pasa continuamente las relaciones que tenemos en nuestra vida se van desgastando por este proceso de pelear, arreglar las cosas, volver a pelear y así sucesivamente.

¿Esto tiene solución? Afortunadamente sí. Solo tienes que seguir estas recomendaciones.

Observa tus conversaciones, no solo hables.

Bien dicen que es de sabios callar. Una técnica que ayuda mucho a tener conversaciones más tranquilas es el poner atención a como hablamos cuando estamos estresados y cómo escribimos cuando estamos enojados. Reconoce cuales son tus errores al hablar y que es lo que tiene tu mensaje que hace enojar a las personas. De esta manera podrás escoger bien tus palabras a la hora de tener una pelea y darle otra dirección a la conversación.

No le hagas caso a tu lado salvaje.

Todos tenemos este lado salvaje por naturaleza, es como tener un chimpancé que piensa por nosotros en automático cuando nos enojamos, simplemente es lo que la evolución nos dejó. Trata de controlar a tu changuito interior y ve las diferentes opciones que existen para resolver la situación y que todos salgan ganando. Haz una pausa interior en tu cerebro y ponte a pensar en las diferentes opciones que tienes para no pelear.

Lo que más te importa.

Todos tenemos una misión diaria: Pasarla bien y disfrutar. Una vez que ya viste que opciones tienes para que todos salgan ganando, recuerda cual es tu misión principal y cambia la dirección de la conversación. Es evidente que pasarla bien es más importante que ganar en una pelea, así que trata de ceder en vez de imponer.

Sabemos que no es nada fácil controlar nuestro ego y nuestra necesidad de salir victoriosos en todas nuestras peleas, pero la práctica hace al maestro y definitivamente es mejor crear hábitos más sanos en nuestras conversaciones diarias que pelear y ganarnos una gastritis.

Vía PsychologyToday