Son las 21:15 de la noche y pese a que los ánimos están arriba en los estudios Panoram, el cansancio es evidente en los rostros del equipo “KEXP”.

Chris Kellogg, coordinador y prácticamente el director del equipo que viajó desde Seattle a hacer posibles estas sesiones, lleva dos días intentando resolver una serie de correos innecesarios provenientes de una banda que ni siquiera vale la pena mencionar.

Pese a tener el rider en sus correos, especificaciones directas de Edgar Guerra y prácticamente todo lo necesario para tocar, dicha banda seguía encontrando “problemas” para asistir…

No era una cuestión técnica; no era una cuestión de logística. Era una cuestión de que dicho grupo se sentía tan “famoso” e “importante”, que simplemente sus exigencias rebasaban las posibilidades de la producción.

“Cathering” (¿en unas sesiones? ¿neta?), un “backstage exclusivo para la banda” (de nuevo, ¿en unas sesiones? Esto no es un festival, son sesiones) y por si fuera poco, una especificación de que al momento de que la banda grabe, “no podía haber nadie en el mismo piso.

Fue ahí que con una alta decepción en los ojos, Chris decide cortar el trato con la banda y simplemente optar por acercarse a su equipo, y replantear el camino a tomar.

¿Quién podría llenar un espacio en un evento tan bonito como sesiones para KEXP desde la ciudad de México?

Cuando la bomba cayó, yo me encontraba cenando con la producción en “La Montejo”.

Para quienes llevan estos 6 años leyéndome dentro de PLOP Radio, Lifeboxset y cualquier otro medio en el que haya estado, saben que mentir no es lo mío y sí, efectivamente, ya tenía yo un par de cervezas de más y dos/dos un mood de fiesta porque esto de acá, lo de KEXP, fue una mágica experiencia que me tuvo con la sonrisa de oreja a oreja.

Dicho eso y al calor de la situación, levanté la mano para respetuosamente señalar que las sesiones, estaban utilizando a bandas “grandes” como recurso, olvidando que los que sí llevamos años consumiendo a KEXP y su maravilloso concepto, somos justo los de un nicho al que no le importan las bandas “grandes”.

¿Y qué pasa si metemos al Shirota? Digo, Moni, Clau y toda la familia Nrmal ya los tiene en el lineup y, si lo piensan, pues básicamente todo esto de KEXP México está pasando gracias a ellos así que…

¿Por qué no?

Comenté con algo de pena frente a todo el equipo de la producción. Sin embargo, el comentario no había sido ajeno para Chris & Will Myers (Chilly), quienes ya desde hace tiempo atrás, habían visualizado la posibilidad de hacerlos parte de las sesiones.

Sí, es lo que tenemos en mente. De hecho creo que sería la mejor opción pero… No sé. No es tan fácil hacer esto. ¿Sabes?

Danos tiempo. Gracias por tu comentario pero, esto está rebasándonos y se trata de todo un tema de producción, permisos, etc.

Erich, no es tan sencillo.

Entendiendo mi lugar y no queriendo cruzar ninguna línea, decidí abrirme otra cerveza, concentrarme nuevamente en mi plato de tacos y aplicar un “si les gusta el frijo, pus vaaaaaan”.

Pero no esperé 5 años de mi vida para estar en un momento tan crucial y quedarme callado.

KEXP México ha sido, por mucho, el proyecto más emocionante y difícil que he tenido la oportunidad de vivir.

Si de algo sirvió formar parte de algo tan grande como PLOP Radio, hacer un festival sin recursos ni patrocinios y aún así sobrevivir, fue para que en un momento así, abogara por esto en lo que tanto creo:

La música

Ok, entiendo, pero, y si no es mucho abusar, sí tengo que decirles algo:

KEXP es gigante. KEXP es algo bien importante en nuestras vidas. Sucumbir al capricho de una banda que quiere lujos porque “se siente muy grande”, es jugar el mismo juego de todos los medios vendidos, promotores tranzas y esa comunidad snob de gente privilegiada que lo tiene todo al alcance de la mano.

El Shirota le ha chingado. Les juro por mi vida que El Shirota le ha chingado. Si los meten, les prometo que no se van a arrepentir y que será la cosa más “KEXP” que podrían hacer en estas sesiones.

Por hoy, solamente por hoy, dejemos que la música gane. No los snobs, no los “amigos de los amigos”, no la gente bonita que se ve en todas las fiestas, sale en todas las publicidades y prácticamente está aquí para tener muchos likes en Instagram.

Denle una chance a El Shirota. Les juro que no se van a arrepentir.

La mirada de Will Myers estaba fija en mí como diciendo “Dude, estás hablando de más, chill”. Pero su reacción, fue otra completamente distinta:

“Si ya estamos aquí y ellos pueden, yo no veo por qué no. Digo, el show debe continuar, ¿no?”

Al recibir esa respuesta, los demás comenzaron a opinar tirando comentarios increíbles de El Shirota; hablando de cómo les encantaba la banda y les parecía sensacional que esto fuera posible.

Sin embargo, Chris, el jefe, aún miraba a su celular como intentando resolver esto de la manera más responsable y fría posible; sin dejarse llevar por la emoción del momento ni apelando a una prisa que pudiera concluir en algo negativo.

“¡Ok, todos! Yay or Nay? ¿Vamos full con El Shirota?”

– Todos contestaron que sí.

“Ok, contactaré a Ignacio y veré si tienen disponibilidad.

ERICH, NO MANDES MENSAJES TÚ, DÉJAME HACERLO YO.”

(Naturalmente llevaba media hora mandándome mensajes con Nacho para asegurarme de que estuvieran disponibles antes de abogar por ellos)

– No, no, no mi Chris. Todo bien.

“Entonces, ¡salud por El Shirota!”

¿Lo demás? Historia. ¿El resultado? Pueden verlo por a continuación.

Esta noche siempre será recordada como la noche en que un proyecto de Estados Unidos, decidió creerle a los chicos, a los novatos, a los underdogs en vez de a los escenosos o a los “conectados”.

Esa noche ganó una banda que se merecía el espacio. Esa noche ganaron voces que tienen cosas que decir pero que a falta de dinero o “contactos”, no pueden ser escuchadas.

Esa noche, El Shirota se aseguró de que ganara la música independiente y por eso, siempre voy a estar agradecido con ellos.