La entrega número 39 de los afamados premios Grammy, que se celebró un 28 de febrero de 1996, fue probablemente la curva más importante en la industria de la música que jamás se vio en la década de los 90s.

Si bien, la industria parecía avanzar sin ninguna novedad dentro de su estructura, estamos hablando de una premiación que se celebró dos años después del suicidio de Kurt Cobain, el nacimiento del grunge, y la llegada de una nueva audiencia que, a diferencia de cualquier otra (incluso la más hippie y psicodélica de la que se puedan acordar), no consumía, no reaccionaba y mucho menos se compraba la idea de los falsos ídolos del rock cómo otras muchas hicieron antes.

Esto obviamente venía inspirado de la mano de los músicos que lideraban dicha escena.

Por un lado, Pixies eran famosos por no realizar tanto circo, maroma o teatro previo o post shows, y preferían foros pequeños más que apuntar a grandes estadios como lo llegasen a hacer otras bandas de cero a cien como Mötley Crue, Poison y demás (por poner un ejemplo).

Por otro lado, estaba Eddie Vedder de Pearl Jam, quien, tras ganar el premio Grammy por Mejor Canción de Rock gracias a “Spin Black Circle”, lo único que pudo decir en el escenario fue:

Pues en realidad venimos a relajarnos y ver el show. Esto no significa nada para nosotros. Igual y a mi papá le hubiera dado gusto; no sé, no lo conocí. Como sea, gracias, supongo.

Eddie Vedder

Un clásico Eddie Vedder, pero en su defensa, siempre tuvo esos aires de rockero atormentado y sufrido, así que ¿qué se le puede hacer?

En otras noticias, esa no fue la única vez que Eddie se expresó así de la fama o cualquiera de sus herramientas. Checa por acá cuando mandó al carajo a todas las celebridades.