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Sonido San Francisco se ha creado una reputación en la Ciudad de México por hacer bailar a la gente sin importa la situación. Todos sus conciertos, sean en un pequeño bar o un gran festival, siempre terminan en una gran fiesta. Nos acercamos a la banda para preguntarles sobre sus primeras veces, desde la primera vez que se presentaron en vivo hasta la primera vez que se metieron en problemas. A continuación pueden leer al respecto y no olviden visitar Sony Music Unlimited para escuchar más sobre Sonido San Francisco.

La primera vez que ensayamos como Sonido San Francisco 

Es una de las historias que siempre contamos. En una temporada de crisis nos reencontramos Soul, Flavio, Seth tse y yo (Sebastián) después de unos 10 años de no tocar juntos, todos nos habíamos quedado sin banda y eran días medio depresivos; lo más natural fue juntarnos a hacer lo que nos gusta y a los pocos días conseguimos una batería prestada y empezamos a montar en vivo algunas cosas que yo venía trabajando en laptop y sintetizadores.

Durante ese primer ensayo mostramos canciones, decidimos qué era lo que nos gustaba más y funcionaba mejor para empezar, y a la semana comenzamos a tocar en vivo en un evento que ya teníamos programado, donde la cabeza de cartel era Ghislain Poirier en la Ciudad de México.

La primera vez que tocamos en vivo como Sonido San Francisco

Fue en un evento de nombre “MX2012” en un lugar que se llamaba El Hangar, en el centro del DF. Lo planeamos junto con unos amigos con los que hacíamos fiestas en ese momento (Mamatesta y Majadero —ahora toca como Lao y, por cierto, estará en el VL14 —), el crew se llamaba TOOMUCHFUN y en el resto del line up estaba la gente de Nimbo (Kupa, MHV y Dj Saeg), el primo Aztek 732, Crack-a-ton Soundsystem y cerraba la noche Ghislain Poirier. Hicimos un set de media hora apenas y aún no figuraba “El género romántico”, esa rola apareció unas semanas después. En general nos fue bien y a la gente le gustó el set en vivo.

La primera vez que tocamos en un festival

Fue en Monterrey, en la primera edición del Festival NRMAL. Hicimos un viaje de 10 horas por tierra para tocar 25 minutos y resultó ser una de las experiencias más divertidas y educativas de nuestra breve carrera como SSF (apenas cuatro meses después de la primera tocada). Era justo ese momento en el que la Sultana del Norte se volvía compleja por su situación con el narco y se sentía un ambiente caótico y frágil.

El festival se retrasó muchísimo por varias razones y finalmente nos subimos a tocar como con 3 horas de retraso. La historia que nos contaron después es que se comenzó a correr la voz de que estaba tocando una banda de cumbia que no sonaba nada mal y de pronto se juntó la gente y comenzó la fiesta; fue súper bueno.

La primera vez que sacamos un disco

Poco después del Festival NRMAL grabamos un EP casero (con excepción de “El género romántico”, que sí habíamos grabado en estudio) y decidimos sacarlo para descarga gratuita. Es un recuerdo muy emotivo porque suena a banda de garage y refleja el sentimiento de una banda independiente, producción de bajo presupuesto.

La primera vez que grabamos un video

Unos meses después de haber salido el EP decidimos grabar el video de “El género romántico”. Lo dirigió Adrián Méndez, AKA Mamatesta, y nos ayudó un montón de gente a cambio de comida y chelas (jejeje). Lo grabamos casi todo en Xonacatlán, el pueblo en el que vivo y donde han fluido la mayor parte de las ideas de este proyecto.

Fue muy pesado pero también fue como un día de campo con los amigos. En una de las últimas tomas íbamos bailando por las calles del pueblo siguiendo una pick-up con bocinas, una planta de luz y varias cámaras, y la sensación era muy emocionante, definitivamente la primera vez que hacíamos algo así, había mucha energía en ese momento.

La primera vez que nos nominaron a unos premios de música

Se trataba de los premios IMAS y competíamos con Carla Morrison, Three Dudes and a Mullet, Mariachi Rock-O y la gran Chavela Vargas, que en paz descanse, en la categoría de “mejor disco folclor/popular”. Esa misma noche fuimos invitados a hacer una colaboración con DaPuntoBeat y Los de Abajo, y además era la canción con la que iniciaba la premiación, así que estábamos nerviosísimos; arrancamos y al mismo tiempo sonó un ruido durísimo.

Luego nos dijeron que la mitad del audio se había volado. En fin, llegó el momento de nuestra nominación y el premio se lo llevó Carla Morrison, pero para nuestra sorpresa, el momento en el que mencionaron Sonido San Francisco en el Teatro de la Ciudad se escuchó un grito y una cantidad de aplausos que no nos esperábamos. No teníamos ni idea de que tanta gente nos conocía y no nos importó no ganar, ese premio se lo merecía Carla y no había nada que hacer, pero al salir del teatro estábamos totalmente felices.

La primera vez que hubo que sacar de la cárcel a un integrante de la banda

Continuando con la historia de los premios IMAS, salimos del teatro sintiéndonos ganadores y nos fuimos a Pasagüero al after de la premiación con unos ánimos de fiesta que daban miedo. Para hacer el cuento breve, terminó la fiesta y al salir, la policía estaba esperando y se llevaban a todos los que iban saliendo con su vaso rojo.

Nuestro baterista, José “Soul” Monzón, estaba tirando su vaso, el de su novia y algún amigo a la basura, cuando los uniformados, amigables como siempre, lo subieron a una patrulla. Se lo llevaron a los separos del Metro Pino Suárez y ahí, después de 5 horas y la respectiva y típica extorsión (hijos de…), lo dejaron salir y pudimos volver a casa.

La primera vez que el gerente de un bar nos quiso pagar con golpes (y afortunadamente la única vez también)

La peor experiencia la vivimos en el Tokyo Pop, un lugarcito de la Condesa al que habíamos ido a tocar varias veces ya. Ese día había gerente nuevo y nos hizo la vida imposible. Para empezar, el mismo día del show nos llamaron para decirnos que el soundcheck había que hacerlo a las dos de la tarde. Eran las 12 del día y nosotros vivimos en Toluca y alrededores, así que les dije que era imposible. Llegamos lo más temprano posible (tres o cuatro de la tarde) y con el lugar vacío comenzamos a hacer prueba. Casi de inmediato llegó el gerente en su primer día de trabajo, a decirnos que teníamos que parar porque el bar ya estaba abierto y había gente. En efecto, había gente… Nosotros y otros dos amigos que ocupaban una mesa a un lado del escenario.

La cosa no paró ahí. Luego tuvimos conflicto constante con la actitud de aquel personaje por varias cosas que habíamos acordado para ese día y con las que no nos habían cumplido. La última: no querían pagar lo acordado después de que les llenamos el bar. Tomé el dinero, que era la mitad de lo que habíamos quedado, y le dije, literalmente, que “estaba de la verga” (disculparán mi francés, estaba muy enojado), y en seguida se me vino a golpes.

Al final, un poco por suerte y otro mucho por la reacción de Flavio (percusiones), que inmediatamente brincó a la espalda del tipo en mi defensa, salimos del lugar no tan lastimados y protegidos por la gente de seguridad, quienes hicieron el favor de quitarme al —enorme— gerente de encima. Al otro día recibí una patética disculpa por parte del dueño pero nunca nos pagaron lo que debían. Perdimos unos pesos, ganamos experiencia, nunca volvimos a ese lugar. Esa fue la primera vez que nos pasó algo así y afortunadamente la única.

La primera vez que viajamos a un festival a Estados Unidos

El recuerdo de esa primera vez se centra en el suplicio de tramitar las visas que faltaban para nuestro ingeniero, nuestro VJ y para dos integrantes de la banda. Nos dieron las visas con una carta de SXSW, luego llamaron para que volvieran a ir diciendo que habían cometido un error y lo que hicieron fue cancelarlas, hubo que volver a pagar para explicar la situación y al final nos las entregaron el mismo viernes que salíamos hacía EUA.

Jorge Cid, nuestro VJ, tuvo que recogerlas y alcanzarnos por la noche en San Luis Potosí, donde pararíamos a tocar antes de ir al Festival NRMAL en Monterrey y posteriormente a South by Southwest en Austin, TX. Nuestra primera vez en SXSW fue avasalladora y extradivertida. Vimos tanta música en vivo en tan poco tiempo… Sobredosis. Fuimos la última banda en tocar en el showcase de Discos Intolerancia, el último día del festival y pusimos a los gringos a hacer la viborita, jejejeje.

La primera vez que tocamos en Vive Latino

Nos tocó en la Carpa Intolerante y la respuesta y emoción que nos dio el público fue tan potente que era difícil controlar nuestros ánimos. Recuerdo que bastó con que la gente nos viera detrás del escenario para que empezaran a corear “¡PRIMOS! ¡PRIMOS! ¡PRIMOS!” (muletilla que utilizamos para dirigirnos a la gente que escucha nuestra música). Emoción total.