No imagino la presión que sienten los actos pop antes de publicar un disco. Todos sentimos esa presión de una forma u otra en nuestras vidas laborales, pero los actos pop tienen los ojos de todo el mundo encima y a uno de los públicos más implacables del planeta, uno que un día puede amarlos y al siguiente olvidarse de ellos completamente. Algo que me gustaba de Lady Gaga es que siempre parecía estar en su propio canal, no le importaba esa presión y hacía exactamente lo que quería. A veces se parecía al resto del pop mainstream, a veces sonaba a revival de otras épocas pero nunca parecía ser dictado por lo que estaba sucediendo en la música pop de esos momentos. En ese sentido Born This Way fue un triunfo, un disco que reflejaba las influencias glam ochenteras de Lady Gaga. No fue tan exitoso como sus predecesores pero en todo momento se sentía honesto.

Ese es el principal problema con Artpop, Lady Gaga parece haber cedido ante la presión y llevó el disco en direcciones convencionales que terminan sonando manufacturadas. “Jewels n’ Drugs” con Too Short, Twista y T.I. es un claro ejemplo de eso. Una canción sin pies, ni cabeza en las que los invitados dominan y Lady Gaga parece sólo un extra. Tiene todo para aparecer en los sets de los mejores DJs del mundo, pero pudo haber sido de Ke$ha, pudo haber sido de Britney o de la primera cantante pop en el camino.

Lo mismo sucede con “Do What U Want”, el dueto con R. Kelly. No suena mal, no es aburrida, pero suena forzada, como el invitado que fue elegido por el peso de su nombre, no porque realmente fuera ideal. En los discos anteriores, cuando Marilyn Manson, Brian May y Colby O’Donis o hasta Flo Rida aparecían, sonaba bien, nada tan forzado como aquí. Aunque no toda la culpa es de los invitados, hay canciones que suenan como ideas a medio cocer, divididas entre lo que quería Lady Gaga y una fórmula para el éxito que no funcionó. Un par de canciones que sufren de ese problema son la extraña “Mary Jane Holland”, mitad balada teatral y mitad himno EDM y “Sexxx Dreams” que tiene mucho potencial pero termina siendo una canción que pudo haber sido interpretada por cualquier cantante pop.

Afortunadamente Artpop tiene tantos fallos como aciertos. “Aura” combina sonidos del medio oriente con beats EDM (cortesía de Zedd) y la excentricidad de Lady Gaga para dar como resultado una canción que triunfará en todo sentidos, desde las pistas de baile hasta siendo coreada en un concierto. “Applause”, el sencillo que cierra el disco, es una de las canciones pop del año. Un tema de poco más de tres minutos que habla sobre la vida en los escenarios y la recepción del público como una especie de fuerza vital. Una letra sincera que combinada con su pegajoso coro y la invitación a aplaudir y mover los pies se convierte en una trampa pop de la que no podrán (ni querrán) escapar. “Fashion!” es otro de los grandes momentos del disco, una canción menos agresiva que el resto que invita a mover el cuerpo en un ambiente mucho más tranquilo que la desenfrenada “Aura”. Me atrevería a decir que de cierta forma fue inspirada en “Fashion” de David Bowie.

Beats atascados, excentricidades, y coros repetitivos parecen ser la tendencia en la mayoría de las canciones de Gaga pero sus mejores momentos llegan cuando se aleja de todo eso y se muestra más vulnerable. Ese momento llega en Artpop con “Dope”, una emotiva balada en piano dedicada a un amigo que ya no está. Conmovedora, sincera y la canción en la que verdaderamente se muestra el talento de Gaga como cantante, más allá de la producción de primera que la acompaña en otras canciones.

Artpop es un disco esquizofrénico, va en muchas direcciones y no tiene coherencia entre sí. Pareciera que la presión del mundo pop influyó en muchas decisiones, pero la clave del éxito para Lady Gaga no radica ahí, se encuentra en explotar ese talento oculto entre beats y en hacer lo que quiera hacer. Después de todo eso fue lo primero que la puso en el mapa.