La reciente edición del festival Ultra en Miami fue el escaparate perfecto que Ryan Raddon, el DJ y productor estadounidense mejor conocido como Kaskade, utilizó para estrenar y presumir algunas de las canciones que forman parte de su regreso. Atmosphere, como se titula su octavo disco de estudio, fue uno de los protagonistas del set que presentó sobre ese escenario. “Last Chance”, el primer track de su nuevo álbum, fue justamente con el que cerró su participación y con el que logró mostrar toda la euforia que en el estudio le inyectó a los 13 cortes que forman parte de su nuevo trabajo.

Es innegable la intención que tiene este disco, a través de sus letras y sus ritmos, de contagiar al escucha con diferentes estados de ánimo que van desde momentos nostálgicos y poéticos, hasta progresiones profundas e incluso algunas veces oscuras. “Why Ask Why”, por ejemplo, cuenta una historia de abandonos, recuerdos y esperanzas, bajo una emocional melodía vocal creada por Becky Jean Williams, compañera de Kaskade en el proyecto Late Night Alumni. A pesar de la nostalgia, el disco nunca deja de lado la euforia y los sonidos recurrentes del EDM de nuestros tiempos, pero se esfuerza por mezclarlos con distintos elementos, los cuales la mayoría de las veces son generados por sus colaboradores.

Si alguna vez escucharon It’s You, It’s Me o In The Moment, los primeros dos álbumes de Ryan, se darán cuenta que canciones como “MIA to LAS” y “Feelin’ The Night” (de nuevo con la colaboración de Becky Jean Williams), regresan a las raíces de aquel house con el que el productor debutó. Afortunadamente, lo genérico que puede sonar Atmosphere al compararlo con otros lanzamientos similares, se contrarresta en ciertos momentos con instrumentaciones más completas como en “No One Knows Who We Are”, una canción que sirve de puente y que fusiona los sonidos creados por un piano, cellos, violines y la suave voz de la cantante canadiense conocida como Light.

Kaskade es experto en la creación de himnos para bailar y lo demuestra justo en la canción que le da nombre al disco (la primera donde se escucha su voz), pero en esta ocasión también se aventura a crear sonidos sacados del jazz como en “Take Your Mind Off”, o en atmósferas de sintetizadores oscuros como en “LAX to JFK”. Es muy difícil negar que muchas de sus nuevas canciones comparten una fórmula de acordes y progresiones que le hemos escuchado a sus contemporáneos como Calvin Harris o al joven Madeon, pero colaboraciones como, por ejemplo, la de Schools of Seven Bells en “Missing You”, le dan una cierta frescura creada a partir de elementos tan sutiles como los suaves sonidos de campanas que aparecen al fondo.

Sin duda, los mejores momentos del disco llegan cuando Ryan Raddon logra despegarse (aunque sea un poco) de los sonidos esperados en un disco de EDM. El downtempo de “Something Something” o la mística de “Floating”, sobresalen por sí mismos en un trabajo que inevitablemente sonará en todos los clubes de Estados Unidos y los festivales más grandes de música electrónica.