Y sí, en cuanto dieron inicio Kevin Shields, Colm Ó Ciosóig, Debbie Googe y Bilinda Butcher, el impresionante sonido y la distorsión a todo lo que daba empezaron a emocionar a la audiencia. Poco a poco el público se iba embarcando en el viaje sonoro de My Bloody Valentine; en la melancolía de su retorno y la posibilidad de presenciar su acto en vivo.

Las imágenes de la banda se veían en las pantallas, se desenfocaban y empezaba la celebración de color en negativo que acompañaba al grupo en rojos y azules, mientras interpretaron “When You Sleep” o “To Here Knows When”.

Lamentablemente la atmósfera perfecta se rompió, las fallas de sonido comenzaron y la potencia de la música se perdía para quedarnos tan sólo con lo que venía del escenario. La banda se repuso y continuó con el espectáculo pero por lo menos dos veces más ocurrió lo mismo, y se convirtió en un concierto atropellado hasta llegar al límite de que Kevin Shields anunciara que sería necesario que el grupo se tomara un receso de cinco minutos para arreglar el desperfecto.

El daño ya estaba hecho, varios de los asistentes ya estaban decepcionados y algunos más decidieron abandonar el espectáculo. La audiencia se redujo y el grupo regreso para retomar lo suyo, con mucha energía, emoción hasta que Kevin aseguró que lo lamentaban mucho pero interpretarían su última canción: “You Made Me Realise”.

Se notaba que ellos, al igual que el público, hubieran deseado que el concierto sucediera de otra manera pero el FYF Fest 2013, había concluido así y lo notamos al escuchar algo de lo que estaba interpretando Holy Ghost! desde otra parte del State Historic Park. Sabíamos que no habría vuelta atrás, aunque algunos fans insistieron un poco gritando sus iniciales: ¡MBV, MBV, MBV!, el festival había llegado a su fin.