“No soy músico, en realidad lo que he hecho de música es en ambientes digitales.”

Tu proyecto se basa en la experiencia de transformar un objeto a otro diferente, particularmente de un arma a un instrumento. ¿Cómo relacionas esto con la gente que toca un instrumento o con aquellas personas que disparan un arma?

Lo interesante de esta relación es que a lo largo de la historia, la música y las armas tienen puntos de contacto. Por ejemplo, de los primeros objetos que se fundieron en metal fueron las campanas y el desarrollo del conocimiento alrededor de ellas, llevó a la creación de los cañones. Luego, el desarrollo de los órganos de catedrales dio origen a lo que ahora son las computadoras, los controladores, etc. Tanto la música como la industria militar, siempre se han privilegiado de los avances tecnológicos, sin embargo, representan dos lados totalmente opuestos de los instintos humanos.

La tecnología no tiene un valor moral intrínseco, se puede utilizar para cosas buenas o malas dependiendo de quien la use. El otro día platicando con un cineasta, me decía que las armas siempre se han visto como algo sexy y como un recurso barato para atraer la atención de la gente que ve las películas. Pero si una mujer con un arma vende y una mujer con una guitarra eléctrica también, imagínate cuando la guitarra está hecha con un arma.

Disarm.

Disarm.

Bueno, pero hay mucha diferencia entre una persona que toma un instrumento para hacer música y la que toma un arma para algún acto criminal.

Claro, a la especie humana y sobre todo al macho, le gusta tener un objeto de poder con el que pueda crear una especie de cosa totémica o algún ritual que lo haga destacar. Puede ser un auto, pero también un instrumento o un arma. La principal diferencia entre los instrumentos y las armas es que por un lado te enfrentas y te ganas al grupo a través de la persuasión y el virtuosismo, y por el otro a través del miedo.

Cuando hago de un cañón una flauta, lo que busco es que la transformación física lleve a una transformación psicológica. Es como una especie de liberación como cuando una persona asiste a un concierto, se mete al slam y logra sacar su neurosis, liberarse de sus demonios. El problema llega cuando hay ausencia de vida social, por ejemplo en Estados Unidos donde no tienen la fiesta del barrio y sus demonios se traducen en ir a matar gente a las escuelas. Las armas hacen muy volátil y explosivas las situaciones sociales, por eso es que con Disarm busco mandar un mensaje a los gringos sobre frenar la cantidad de armas que entran a México.

Para ti, la música y los instrumentos son el lado opuesto a las armas, ¿pero qué piensas de aquellos momentos en que la música lleva a la violencia? ¿Qué pasa cuando un género musical, aunque su objetivo no sea particularmente llegar a violencia, llevan a ella? Como los corridos en México o el hip hop en EE.UU.

En medida de lo posible, debemos de sustituir la violencia real por la violencia simbólica. Por ejemplo, hay muchos metaleros que entre más pesada sea la música que escuchan, más normales llegan a ser. Los ves de negro y súper maquillados pero resultan ser más tranquilos que tú o yo. A diferencia de los videojuegos, las armas aparecen en la música como un elemento literario que está incorporado a una narrativa, no como una simple función mecánica de apretar un botón o un gatillo y disparar. El ejercicio es más sofisticado, es una crónica que se realiza a través de las letras.

Disarm.

Disarm.

“En el caso de las armas, un agente de muerte se convierte en un agente de vida.”

¿Por qué decidiste transformar las armas en instrumentos y no en otro tipo de objetos?

Hace un tiempo hice un proyecto llamado Palas por pistolas, donde hice palas para plantar árboles. Tanto en ese como en el rollo de los instrumentos, se genera un evento: cuando se planta un árbol, se reúne una comunidad, lo mismo pasa en un concierto. Lo que me interesa de la escultura es que tenga el potencial de pasar del objeto a la acción. Es como un balón que pasa de ser un pedazo de cuero con aire, al elemento básico dentro de una cancha con 22 jugadores y un grupo de gente alrededor.

Esos objetos que generan acciones se vuelven agentes de transformación y están vivos. En el caso de las armas, un agente de muerte se convierte en un agente de vida. La idea es que el objeto que creo no se quede en un museo, sino que provoque algo más.

Disarm.

Disarm.

Justo con respecto a la acción y a lo que provocan tus creaciones, ¿quién te gustaría que utilizara tus instrumentos sobre el escenario?

Se me antoja que lo haga Rodríguez, sobre todo porque es una especie de mexicano en Detroit, como que tiene las dos cosas. Pero algo que me gustaría hacer es dividir las armas de acuerdo a su país de origen, hacer un instrumento, tocar una pieza y devolvérsela a su gente. Por ejemplo, en Austria se fabrica un arma llamada glock, me gustaría hacer un instrumento con ella, trabajar en una pieza de Mozart y regresar ambas cosas al país. Algo como “ustedes nos mandaron a Mozart y las glocks, así les van de regreso.”

Les recomendamos visitar el sitio oficial de Pedro Reyes, ahí pueden encontrar toda la información sobre Disarm y sus demás proyectos.