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Conciertos que definieron la carrera de un artista, que definieron el futuro de un género completo, que son dignos del salón de la fama. Conciertos perfectos.

Guns N’ Roses, aunque les parezca imposible de creer, tiene varios conciertos perfectos. No se dejen engañar por la necedad de Axl Rose y el club de patéticos hueseros con el que sigue haciendo giras por el mundo. La banda de Los Ángeles fue, a finales de los 80, el proyecto más peligroso, poderoso e interesante de la industria. Después fueron atropellados por los excesos, la soberbia y el propio Axl, pero en 1988 había una esperanza para la música con personalidad y carácter, y se llamada Guns and Fucking Roses.

De entre todas las presentaciones en vivo que Guns hizo en sus años más emocionantes, hay una que marcó una huella existencial en toda una generación. Ocurrió un sábado de 1988, en el club The Ritz de Nueva York.
La combinación de factores es irrepetible, y por eso hoy, con nostalgia, le rendimos homenaje.

¿Qué hace a este el “concierto perfecto”?

  • Ocurrió en un venue emblemático: The Ritz, un club fundado en 1980 y montado dentro del antiguo Webster Hall en el East Village de NY, fue la sede de cientos de conciertos que fácilmente podrían aparecer en cualquier documental de la historia del rock. Desde aquella histórica presentación de P.I.L., en la que la banda pretendió hacer una “obra de arte” y tocar al mismo tiempo que sus discos sonaban a todo volumen en el sonido local del lugar (obviamente fueron bajados a botellazos), hasta la primera aparición de U2 en Estados Unidos, en 1980. Justamente ahí, debido a su iconicidad y misticismo, MTV decidió construir un proyecto llamado “Live at the Ritz”, una serie de conciertos estelarizados por proyectos de la escena underground transmitido los sábados en la noche. En “Live at the Ritz” aparecieron Run DMC, Iggy Pop, D.R.I, The Cult y por supuesto, Guns N’ Roses. ¿No extrañan a MTV? Yo sí :(
  • Lo dirigió un cineasta arriesgado: Scott Kalvert. Alguna vez fue considerado la nueva gran promesa del cine de culto americano. Dirigió video clips, un documental de Cyndi Lauper, la sesión de Guns N’ Roses desde The Ritz e incluso una película bastante entretenida llamada “Diario de un rebelde”, protagonizada por Leonardo DiCaprio. Con el tiempo sus creaciones se fueron deslavando, hasta terminar en películas de bajo presupuesto y sin alma. Pero habrá que reconocer que la forma en la que retrató a Guns en ese diminuto venue de Nueva York constituye una de las mejores grabaciones de conciertos existente a la fecha.
  • El mejor momento de la mejor banda del mundo (de aquellos tiempos): En 1988 no había ningún proyecto musical que se pareciera a Guns N’ Roses. Alejados del glam de su ciudad, decidieron combinar elegantemente el punk con el metal y el pop para crear un sonido que no habíamos escuchado nunca. La gran diferencia entre Guns y sus contemporáneos (Poison, Mötley, Bon Jovi, etc) es que los primeros eran músicos virtuosos, ambiciosos y con una dosis de genialidad que la industria todavía extraña. Obsesionados con el sonido perfecto en vivo, creadores de su propia imagen, conscientes de la importancia del look (su look era, según ellos, no tener look), Guns N’ Roses fue mucho más que una bandita under hypeada por los medios; fue un pilar de la cultura americana durante 5 o 6 años. Este concierto es, justamente, la expresión más clara de lo que eran.
  • Tocaron uno de los mejores discos de los 80: Appetite for Destruction. El álbum es, para algunos, el mejor disco de rock de todos los tiempos. No sé si de para tanto, pero lo que si es un hecho es fácilmente podría competir por la mejor grabación de la década de los 80. Y ese disco, track por track, fue presentado en esta sesión.
  • Presentaron el cover más famoso que se ha hecho de Bob Dylan: Ese día, tocaron por primera vez el cover a “Knockin’ on Heaven’s Door” que años después, ocuparía el primer lugar de los charts de todo el planeta.

Guns N’ Roses se separó y la terquedad de su vocalista sepultó, para siempre, el sonido que cambió a la música (para siempre).

No queremos verlos reunidos. Nunca. Queremos recordarlos así, “Live at The Ritz”: