Desde que llegó el nuevo álbum de Yokozuna a las oficinas de LifeBoxset, supimos que había algo especial en él. Para empezar, la banda evitó el mecánico proceso de anunciar su álbum a través de fríos e impersonales newsletters electrónicos o con un insensible tweet, como lo hacen muchas bandas hoy en día. En esta ocasión, era algo tangible. De hecho, fue algo emocionante. El álbum llegó en formato físico con una carta, escrita completamente a mano, acto tan auténtico y humilde que muchos artistas han olvidado. En algunos años, esta sencilla pieza de papel llegará a ser un artículo de colección. Procedí a abrirlo con una curiosidad que hacía mucho tiempo no sentía.

Quiero Venganza es el nuevo álbum del dúo mexicano Yokozuna (formado por los hermanos Tranquilino) y que marca su debut con la disquera Terrícolas Imbéciles. Desde que suena la primera canción, el sonido de este disco es visceral y crudo. Al mismo tiempo, no podría dar inicio con otra canción más que con “Quiero Venganza”, tal vez una de las mejores obras de Arturo y Antonio, una que nos recuerda a sus mejores momentos como “Huevos al motor” o “Ya no queda nada mi amor”. Y como es clásico en Yokozuna, el toque blues le da todo el color que necesita la canción; de hecho, a todas las canciones del álbum.

Con este álbum, Yokozuna encuentran la madurez que tanto les hacía falta para conquistar nuevos horizontes. Hoy demuestran su capacidad de componer canciones con pies y cabeza, muy bien estructuradas y la sabiduría de la que hoy gozan se nota al presentar sólo ocho canciones. Está claro que no necesitan abarcar una hora de música para convencernos de una gran obra. De esta forma, Quiero Venganza es un disco directo y sin pretensiones. Es rock en su más pura expresión. Es agarrar una guitarra, conectarla a la distorsión, acompañarla con una poderosa batería y convertirla en una extremidad más del cuerpo.

En la jerga del rock, la música de Yokozuna suena maciza en Quiero Venganza. Temas como “Árbol”, son acelerados y lo admirable es que la banda no tropieza. Y cuando nos tiene en pleno clímax, el disco desciende a la oscuridad con “Animal”, una canción de color siniestro y con los constantes llantos “no te pierdas en el bosque” o “mi alma es invisible”, los cuales brillan por su ejecución teatral.

El disco vuelve a acelerar con “Flecha”, un tema instrumental con una frenética harmónica que nos recuerda al clásico rock sureño de los EE. UU. En este momento, la guitarra deja a un lado su papel protagónico y la canción funciona como un puente conductor hacia el la segunda parte de Quiero Venganza, en la cual destaca “Sangre Llama a Sangre”, una canción con un toque más stoner y una temática de protesta con líneas como “para el pueblo despertar daría mi propia vida”. Después, con “Ola”, llega un poco de punk rock y luego un rock a la White Stripes con “Promotea”, en la cual Yokozuna invita con furor a acabar con el munto y volver a pintarlo, románticamente hablando. Quiero Venganza concluye con una canción que abarca casi una tercera parte del disco: una epica pieza de ocho minutos titulada “Fluoxetina”, en la cual despierta otro de los lados apasionados de Yokozuna, y que no necesitan de distorsión para transmitir toneladas de energía.

Quiero Venganza es un grandioso álbum para el rock mexicano y latinoamericano. Tal y como lo dice Phil Anselmo (ex-Pantera), está totalmente lejos de pretensiones y tendencias. Es un álbum que ayudará a Yokozuna a subir al siguiente nivel, ya que le hace completa justicia al rock, al mismo tiempo que lo revitaliza con canciones auténticas en todo momento.