Más que un álbum debut, Keep Moving es el esfuerzo de Andrew Stockdale para no quedarse varado tras la disolución de su exbanda Wolfmother. Sin embargo, también se trata de un baúl con las cenizas más recientes de la banda, pues es bien sabido que el disco en un principio estaba planeado para presentarse como el tercer trabajo de Wolfmother. El hecho de que haya sido producido por el propio Andrew en compañía de su amigo guitarrista Aidan Nemeth, hace de este disco una continuación en el sonido de su banda original, pues aunque en momentos se aventura con elementos del blues y de un rock más tranquilo, nunca deja de sonar a aquella banda que debutó en 2000.

Si bien los recuerdos de la banda que llevó a Andrew al estrellato y que aparecen en este disco son gratos, también muestran bastante impulsividad por parte del músico. No estoy seguro frente a qué estaríamos si Andrew hubiera decidido esperarse más tiempo y trabajar en un proyecto más distante a su banda que trae tatuada en el corazón, porque por el momento, Keep Moving es más de lo mismo. Esto último es bueno y malo, pues aunque parezca falta de creatividad, la energía y las grandes guitarras de Wolfmother es lo que distinguen al cerebro del músico australiano y lo que hacen de este LP, un ensordecedor viaje por la mente y el buen gusto de alguien que sabe agitarnos la cabeza.

Este largo trabajo de 16 canciones arranca fuerte y con mucha energía, de hecho, uno de los mejores tracks es “Long Way to Go”, el encargado de abrir determinantemente y con un corto pero extraordinario solo en el minuto 2:45. Esta potencia se refleja también en canciones como “Year of the Dragon” y “Ghetto”, que en particular, son las que más podrían entrar en cualquiera de los discos de Wolfmother. Insisto, el mérito de este álbum en solitario es la oportunidad de alargar el sonido que tanto nos gustó en discos como el Cosmic Egg de 2009.

La experimentación y la intención por incluir elementos distintos únicamente aparece en algunas cuantas canciones a la mitad y al final de Keep Moving. La primera de ellas es “Suitcase”, una especie de balada que sirve de antesala para un bloque donde la música se convierte en algo sutilmente distinto y que en algunos momentos retoma elementos del rock independiente. Al escuchar cortes como “Country”, “Black Swan” y “Everyday Drone”, Andrew Stockdale se muestra en su etapa más suave, más tranquila y más melódica, incluso más comercial. Sin embargo, por más energético y satisfactorio que puede ser Keep Moving, no tiene el mérito de sorprender ni de quitarnos las ganas de escuchar algo diferente hecho por las grandiosas manos de Andrew Stockdale.