El productor inglés Steven Wilkinson, mejor conocido como Bibio, entregó su séptima producción de larga duración en lo que va de sus nueve años de carrera. Claramente, se trata de una mente inquieta con una insaciable necesidad de crear paisajes sonoros de distintas texturas. En esta ocasión, Steven lanza su cuarto álbum con la prestigiada disquera Warp Records, quien le ha dado techo desde 2009, y con la cual logró posicionar en algunas listas de popularidad su disco anterior de nombre Mind Bokeh, del mismo año.

Distinto a sus obras anteriores, Bibio se concentró en música más ambiental para Silver Wilkinson. Dejó atrás su camino ecléctico y sentó cabeza en un mundo que parece ser pintado con óleo y colores pastel. Desde sus primeras notas, se puede percibir con facilidad una producción delicada y sumamente cuidada. Jamás tropieza, es decir, da pasos firmes y evoluciona sobre el avant garde, en el espectro de la electrónica.

A sus 35 años, a Wilkinson se nota claramente con más serenidad la cual se traduce en la seriedad de música. Sin perder el toque elegante que lo distingue, converge lo delicado de distintas aristas sonoras como el dream pop, shoegaze, un poco de folk, toques puntuales de minimalismo y, finalmente, una pizca de nostalgia. Está totalmente claro que, en Silver Wilkinson, el hombre es más coherente y lineal. Dejó a un lado los altibajos y, en su lugar, logró composiciones más adultas. Ahora, Bibio conversa con palabras más rebuscadas y sus mensajes tienen más y mejor fondo.

Silver Wilkinson representa un momento llamativo e interesante en la carrera de Bibio; tomó dos años su producción y en ocasiones usa la formula del pop que consiste en repetir ciertos elementos dentro de la misma pieza artística, en este caso sus canciones. En lo particular, destacan cortes como “Raincoat” (su momento neofolk y uno de los pocos con voz), “Sycamore Silhouetting” (magnífico momento del disco que nos recuerda a los años dorados de Boards of Canada) o “Look at Orion!” (el track arriesgado del disco que, aunque no quepa en su perfil más liviano, cumple su objetivo de levantar los ánimos con un ritmo más acelerado).

La aventura musical de personajes como Bibio siempre es interesante y se agradece que esté lejos de las tendencias actuales, lo cual nos ayuda a tocar piso firme para agradecer la música sin caer en el remolino abrumador de nuestras aceleradas rutinas. Silver Wilkinson conserva una esencia pura de principio a fin. Es propositivo con cierta sutileza y este estandarte lo comparte con la difícil tarea de rescatar los dulces logros de distintos y delicados géneros musicales.