Horas antes de que Santiago se paralizara por Lollapalooza, Protistas nos recibieron en casa de Andrés.

Horas antes de que Santiago se paralizara por Lollapalooza, Protistas nos recibieron en casa de Andrés.

Por: @SoyVelez

En biología, el reino Protista es el reino de lo inclasificable, de lo que excede al ojo humano, seres ocultos que parecen salidos de otro planeta. Durante nuestra visita a Santiago, en el marco de Lollapalooza Chile, nos dimos a la tarea de acercarnos con lupa a Protistas, agrupación clave para entender la escena local. Entre pruebas de vestuario y arreglos a sus visuales, conversamos con todos sus integrantes, horas antes de que arrancara el festival que los tenía en boca de toda una ciudad.

Había pasado muy poco tiempo desde nuestro último encuentro con Protistas, por eso quisimos saber qué había pasado en sus vidas en ese lapso:

Protistas: Estuvimos en una minigira por México-Estados Unidos, eso nos sirvió para ir preparando el repertorio. En términos concretos el show de Lollapalooza lo venimos preparando la semana pasada, pero con todo lo que ya hay detrás… ¿Cachai?.

Una gira apretada puede funcionar como un entrenamiento intensivo para una banda. Tienen oportunidad de tocar muchas veces en poco tiempo, ante públicos muy distintos al que acostumbran. Antes de llegar a una prueba tan importante como Lollapalooza en Chile, Protistas evolucionaron fuera de casa:

P: El dinamismo en el escenario es algo que la gente está echando de menos y en Monterrey lo supimos plasmar muy bien, se notó y cambió diametralmente la relación con el público. Llegamos acá convencidos de que estamos entregando un show más energético del que quizá estábamos entregando antes.

Lo que hacemos nosotros y estamos llevando cada vez más a una idea de show es hacer un flujo sonoro de canciones. Obviamente paramos y todo, pero lo que más nos gusta es ir creando un flujo de canciones.

Protistas están justo en el punto en el que una banda es muy exitosa en el circuito independiente, pero desafortunadamente no es suficiente para dejar todo atrás y enfocarse de lleno a la música:

P: Los tiempos que tenemos para trabajar con la banda no son tantos como nos gustaría, no podríamos hacer un trabajo de 24/7. Por lo general son 3 veces a la semana y esta vez lo hemos intensificado un poquito más, pero lamentablemente mucha parte del tiempo se la lleva nuestro otro trabajo. Cuando nos juntamos por 2 o 3 horas nos concentramos en ensayar lo máximo posible, en ver que las canciones estén funcionando bien, a eso dedicamos el tiempo; el tema de la ejecución, de ver que estén bien los pasos de una canción a otra. Esta semana nos dimos el tiempo de ir probando varios playlists algo que a veces no hacemos tanto, probamos unos 3 hasta que llegamos al que más nos gustó. Es un trabajo más concentrado, no es extenso, pero sí muy concentrado.

Uno pensaría que al no poder dedicar todo su tiempo a la música, un show tan grande como Lollapalooza debe ser una preocupación constante en la mente de los integrantes fuera de la sala de ensayo, pero Protistas lo toman con mucha sabiduría:

P: Procuro repasar los temas en la casa, pero no es como mucho lo que hacemos, no estamos muy nerviosos, estamos reseguros, hemos ensayado harto.

Yo en realidad no pienso todo el rato que viene Lollapalooza el domingo. Pero finalmente, una tocata más, más grande, más importante por supuesto, pero la energía es igual. No está rondando como un fantasma en la cabeza mientras hago otra cosa.

Es como el examen final del ramo de un año, pero te fue tan bien ese ramo y te preparaste tanto que ya… yo me siento súper seguro.

Es una preocupación constante, no para estar pensando seriamente todo el rato, pero sí es un tema más o menos recurrente en la semana. Me pasó que vi una nota de TVN (Canal de televisión chileno) que era como “sí mañana se viene Lollapalooza” y nuestras tocatas nadie las pesca así, en este caso hay una atención mediática mucho mayor a la que podemos generar habitualmente y eso como que te mantiene en alerta, más que una preocupación es estar atento a los detalles.

Cuando llegas a Chicago días antes de Lollapalooza, parece que no hay otra cosa de qué platicar en la ciudad. Sin distinción de edades y profesiones, con sólo echarte un vistazo, las personas con las que convives saben que estás en la ciudad por el festival y no solo eso, sino que saben quiénes tocan, cuándo empieza; hasta te dan recomendaciones para pasarla mejor dentro y fuera del festival. En Chile aún no llegan a ese punto. Es más probable que alguien te pregunte como turista de qué va ese evento en el Parque O’Higgins, a que te informe de cómo va, pero Lolla Chile, apenas tiene 3 ediciones de vida y va en camino a convertirse en el evento musical más grande del año en ese país:

P: Lollapalooza se ha convertido en el show más importante de Chile en términos mediáticos, es como súper fuerte lo que se vive acá con relación al festival. Es una fiesta que va más allá de la música y en ese sentido es entretenido sentirse parte de eso como músico. Yo siempre me pongo nervioso con las tocadas, pero es un nerviosismo positivo, no un nerviosismo que te anula.

Uno cuando toca tiene que estar con el corazón abierto, al final de eso trata la música; crear una conexión con la gente. En ese sentido las tocas pequeñas también son importantes y las grandes son bacanes por otros motivos también… porque tocas en un escenario grande y hay un apoyo más serio también.

Hemos tocado en escenarios grandes y hemos estado frente al estrés de telonear una banda que lleva 5,000 personas, donde obviamente hay gente que nos conoce y otra que no nos conoce tanto y sabemos lo que significa eso. Personalmente me gusta lo épico de enfrentar esas situaciones, es bonito al final.

En México, la mayoría de los estímulos que recibimos de la escena chilena van ligados a un pop sofisticado y de vanguardia como el de Gepe, Javiera MenaAlex Anwandter, pero no es el común denominador del país. Si bien hay una diversidad saludable, las calles están plagadas de anuncios de shows de punk, metal, hardcore y esto se ve reflejado en la moda de los más jóvenes. Le preguntamos a Protistas cómo es un fan promedio de la banda:

P: Hace poco tocamos en un festival que fue el Neutral, organizado por el sello Quemasucabeza, donde tuvimos la oportunidad de tener contacto con nuestro público más nuevo. Muchas veces la gente nos va a ver a lugares más chicos y no nos damos una idea de cual es el público más amplio al que también llegamos. Nuestra primera impresión es de un estrato adolescente… que es curioso, porque nosotros rondamos los 30 años, no es que seamos viejos, pero hay una diferencia de edad que uno no esperaría.

Nos cuesta pensar en términos masivos. Partimos tocando para los amigos, en ese sentido es curioso cómo cada vez te van a ver menos los amigos y cada vez te van a ver más niños. Eso también lo veo con los cabros que me piden amistad en Facebook, de repente están con uniforme de colegio y pienso… “‘¡Tengo 30 años loco!”, pero buena onda. Más allá de la edad que tengamos nosotros, nuestra actitud con la vida reniega la adultez como la conocemos, somos disidentes de cómo se establece y en ese sentido nuestras letras, nuestro contenido, nuestra forma de tocar, están súper relacionados con un espacio juvenil. Tiene sentido que a los niños les guste nuestra música.

Hablando con la banda sobre la interacción que tienen con sus fans a través de redes sociales, mencionaron que hay un adjetivo que aparece de manera constante en toda su actividad digital: lindo. Nunca se habían sentado a preguntarse por qué son vistos como algo lindo, pero juntos tratamos de llegar a una explicación:

La música de Protistas no tiene una rebeldía así planeada, tampoco es contestataria. Siempre hay puño arriba de una forma u otra, tu música puede ser contestataria de mil formas diferentes, pero el caso de nosotros se trata de llegar a un nivel emocional determinado. Lo bello, lo lindo tiene que ver tal vez con la sinceridad, la honestidad o con la emoción.

Aunque Lollapalooza es uno de los grandes favoritos del público chileno, muchas bandas y actores clave de la escena local no coinciden. Mi experiencia en el festival fue impecable, pero cada que platicaba sobre el festival con alguien de la industria salía un “pero” después de hablar de sus virtudes. Protistas fueron una de las pocas bandas emergentes de Chile que tuvieron oportunidad de presentarse en el festival, forman parte de un pequeño grupo privilegiado, pero también tenían algunos sentimientos encontrados con el evento:

Lollapalooza nació como un festival que era para apoyar bandas independientes y ya no es tan así, que nos inviten a tocar tiene que ver un poco con eso, pero hoy es un festival masivo más. Lo bueno que tiene y estamos aprovechando es que tiene una atención mediática mayor a la que estamos acostumbrados; de alguna manera está diseñado para llegar a todo el público. Cuando vas a Lollapalooza hay niños, hay familias, un rango de edades mucho mayor al que estamos acostumbrados a tocar porque muchas veces no pueden ir menores de edad, también tratamos de armar espacios para tocar para los chicos que no pueden entrar a los bares, pero los espacios que hay en Chile para tocar se  están cerrando más que abriendo.

Es una sensación que se ha agudizado porque en marzo cerraron Radio Horizonte, la radio que apoyo bastante a las bandas chilenas, la que te daba una entrevista cuando tenías algún evento, era una herramienta bastante útil y ahora recién nos están poniendo en otras radios. También cerro Cellar, que era un espacio medio clandestino donde se hicieron muchas tocatas durante 5 años y son 2 espacios que fueron súper activos, donde nosotros participamos mucho. Lo que pasa en Chile, es que cada vez hay más espacios ligados a marcas que permiten que se hagan estos eventos. Eso está bien, permite que algunas bandas puedan tocar más y en mejores condiciones, que les paguen y todo, pero cuesta encontrar espacios más legítimos, más honestos.

Una crítica, me parece poco representativa la elección con respecto a las bandas chilenas. Se siente que están bandas conocidas y otras por conocer, pero no veo mucha audacia y creo que un festival como Lollapalooza puede arriesgar mucho más porque es un espacio que originalmente nació en la idea de la música independiente, donde bandas que no tienen muchos recursos para mostrarse pueden tener la oportunidad de crecer. Falta riesgo dentro de escenarios más establecidos para mostrar propuestas disruptivas, pero no por eso menos interesante o creativas o innovadoras.