Las intenciones de Charlotte Aitchison, mejor conocida como Charli XCX, son muy claras. El hecho de haberse empapado de la experiencia del productor Ariel Rechtshaid, así como de Gold Panda, Paul White, J£ZUS MILLION y Blood Diamonds, y trabajar durante tres años en un álbum debut pegajoso y perfectamente radiable, reflejan la forma en que esta intérprete inglesa busca sobresalir en un mundo que cada día reprocha menos la convergencia de la música alternativa y el pop. Así es como True Romance, el primer álbum de estudio en su carrera, es el resultado no sólo de una mujer que en su infancia seguía los pasos de Britney Spears y las Spice Girls, sino también de alguien con un sentido de perfección, trabajo y buenas decisiones.

Si bien la voz de Charlotte no sobresale drásticamente de lo que hemos escuchado en el último par de años, sí se mezcla de manera extraordinaria con la alegría y las melodías amigables en canciones como “Nuclear Seasons” o “Set Me Free”, donde sin miedo a sonar ridículamente sentimental, se muestra abierta a expresarnos lo que siente a través de su lado más pop. Lo mismo pasa en aquellos momentos en que la euforia de Charli XCX crece y se materializa en sonidos más industriales, como en “Take My Hand”, apegados sutilmente al EDM.

Existen dos momentos en este álbum debut que se desprenden un poco de la línea común de los 13 tracks. El primero es con “Cloud Aura”, un esfuerzo que más allá de sorprender, nos hace mover la cabeza al ritmo de la voz y las rimas de Brooke Candy, la rapera y stripper que le dio a la canción una intención distinta. El segundo momento es cuando comienza a sonar “How Can I”, el corte más introspectivo del disco y también el más experimental. Los sintetizadores de este track son más oscuros, así como el sentimiento que emite la voz de Charlotte y los sonidos que abrazan toda la canción.

La artista pop que lleva dentro Charli XCX es sin duda una de las partes más importantes de True Romance, pero si existe algo que va a hacer de este debut el comienzo de algo exitoso, es la apertura a recibir los consejos de quienes saben cómo utilizar sus capacidades y elevarlas al máximo. Por supuesto, sin meterlas a la fuerza en un mundo en el que la intérprete inglesa no quiere estar.